La serpientes representaban
lo infinito para los incas. La serpiente simboliza el mundo de abajo o el mundo de los muertos (el Ukhu Pacha). Cuando las personas abandonaban el mundo terrenal se unían a esta otra dimensión representado por la serpiente. Para los incas la serpiente además representaba la sabiduríaLa cosmología andina
ha estado presente en el mundo quechua, y desde muy temprano su simbolismo ha
estado presente en Amaru (serpiente en quechua) y es de gran importancia
presente en agua, rayo, fuerza en su totalidad, es un animal que atraviesa mundos.
El rayo se le
asocia con el Amaru (serpiente), el cual sería el primero que habría habitado
la tierra según Waman Poma cuando dice “que en esta tierra primero vivían
serpientes amaro...” y otros animales (Waman, 1614).
Mito de Amaru:
Largo mucho
tiempo, el pueblo "Wanca" había olvidado el respeto a sus huacas
(objetos o lugares sagrados), por ende, fueron castigados, las nubes que daban
lluvia se alejaron y la fecundidad se tornó en desierto.
La tierra seca y
partida era azotada por un sol abrasador, mientras que los gigantescos
monstruos que habitaban el lago de los Wanca, impedían que hombres y mujeres
llegasen a él. Para proteger a los Wankas, Tulunmaya, el arco iris, engendró al
primer Amaru.
Esta fiera
fabulosa eliminó a los monstruos, pero pronto se convirtió en una nueva carga
para los pobladores, pues debían proporcionarle grandes cantidades de alimento
para saciar su ímpetu.
Es bien sabido
que cuando están enfadados, los Amarus resoplan un viento helado y escupen
granizo sobre las chacras, dañándoles irreparablemente. Un día, el padre
Wiracocha se compadeció de su pueblo y creó a Illapa (el rayo) y Wayra (el
viento), quienes desde entonces dominan a las fieras bestias y les obligan a
replegarse en el fondo del lago.
Cuando ve acercarse
una nube cargada de tormenta, el Amaru intenta llegar a ella para así esparcir
su granizo sobre los sembradíos. Solamente en esos momentos es vulnerable; es
cuando se le puede ver, bajo la forma de una inmensa serpiente sinuosa que
busca alcanzar lo alto del cielo. Apenas logra distinguirlo, el campesino
agitará su sombrero para dar aviso a sus héroes salvadores.
Entonces, llegan
presurosos el rayo y el viento serranos y, tras descomunal batalla, logran
vencerlo y partirlo en dos, para confinarlo otra vez a las profundidades del
lago.
Una forma que
tienen los naturales de leer el destino es fijarse en el color del Amaru:
Amaru Negro: Si
trata de alzarse a los cielos, será un año pernicioso y dificultoso para las
personas.
Amaru Blanco,
será un año hermoso y bueno.
Cuando llegaron
los españoles, comenzaron a decir que no era el rayo, sino el Apóstol Santiago,
quien doblegaba al Amaru con ayuda de su carabina que disparaba balas de oro, y
que los truenos eran el ruido del galope de su brioso caballo blanco.
Con el tiempo,
los Amarus se fueron transformando y reduciendo de tamaño. En algunas lagunas
toman la forma de un toro, conocido como puka amaru o amaru rojo.
Por las noches,
este bravo animal sale del centro de la laguna y se acerca a las piedras a su
alrededor, convirtiéndolas momentáneamente en pequeños animales. Estas piedras
tocadas por el Amaru tienen gran valor para los campesinos y ganaderos por su
capacidad para propiciar el crecimiento de las cosechas y el ganado.
Otra especie de
Amaru ha sido encontrada en Huancavelica. Se trata de grandes serpientes de dos
cabezas, las cuales habitan bajo la tierra y, ocasionalmente, causan accidentes
a los trabajadores de las minas.
Imagen:
Machupicchu pueblo – Internet