domingo, 21 de mayo de 2023

Serpiente: El Mito de Amaru

La serpientes representaban

lo infinito para los incas. La serpiente simboliza el mundo de abajo o el mundo de los muertos (el Ukhu Pacha). Cuando las personas abandonaban el mundo terrenal se unían a esta otra dimensión representado por la serpiente. Para los incas la serpiente además representaba la sabiduría

La cosmología andina ha estado presente en el mundo quechua, y desde muy temprano su simbolismo ha estado presente en Amaru (serpiente en quechua) y es de gran importancia presente en agua, rayo, fuerza en su totalidad, es un animal que atraviesa mundos.

El rayo se le asocia con el Amaru (serpiente), el cual sería el primero que habría habitado la tierra según Waman Poma cuando dice “que en esta tierra primero vivían serpientes amaro...” y otros animales (Waman, 1614).

Mito de Amaru:

Largo mucho tiempo, el pueblo "Wanca" había olvidado el respeto a sus huacas (objetos o lugares sagrados), por ende, fueron castigados, las nubes que daban lluvia se alejaron y la fecundidad se tornó en desierto.

La tierra seca y partida era azotada por un sol abrasador, mientras que los gigantescos monstruos que habitaban el lago de los Wanca, impedían que hombres y mujeres llegasen a él. Para proteger a los Wankas, Tulunmaya, el arco iris, engendró al primer Amaru.

Esta fiera fabulosa eliminó a los monstruos, pero pronto se convirtió en una nueva carga para los pobladores, pues debían proporcionarle grandes cantidades de alimento para saciar su ímpetu.

Es bien sabido que cuando están enfadados, los Amarus resoplan un viento helado y escupen granizo sobre las chacras, dañándoles irreparablemente. Un día, el padre Wiracocha se compadeció de su pueblo y creó a Illapa (el rayo) y Wayra (el viento), quienes desde entonces dominan a las fieras bestias y les obligan a replegarse en el fondo del lago.

Cuando ve acercarse una nube cargada de tormenta, el Amaru intenta llegar a ella para así esparcir su granizo sobre los sembradíos. Solamente en esos momentos es vulnerable; es cuando se le puede ver, bajo la forma de una inmensa serpiente sinuosa que busca alcanzar lo alto del cielo. Apenas logra distinguirlo, el campesino agitará su sombrero para dar aviso a sus héroes salvadores.

Entonces, llegan presurosos el rayo y el viento serranos y, tras descomunal batalla, logran vencerlo y partirlo en dos, para confinarlo otra vez a las profundidades del lago.

Una forma que tienen los naturales de leer el destino es fijarse en el color del Amaru:

Amaru Negro: Si trata de alzarse a los cielos, será un año pernicioso y dificultoso para las personas.

Amaru Blanco, será un año hermoso y bueno.

Cuando llegaron los españoles, comenzaron a decir que no era el rayo, sino el Apóstol Santiago, quien doblegaba al Amaru con ayuda de su carabina que disparaba balas de oro, y que los truenos eran el ruido del galope de su brioso caballo blanco.

Con el tiempo, los Amarus se fueron transformando y reduciendo de tamaño. En algunas lagunas toman la forma de un toro, conocido como puka amaru o amaru rojo.

Por las noches, este bravo animal sale del centro de la laguna y se acerca a las piedras a su alrededor, convirtiéndolas momentáneamente en pequeños animales. Estas piedras tocadas por el Amaru tienen gran valor para los campesinos y ganaderos por su capacidad para propiciar el crecimiento de las cosechas y el ganado.

Otra especie de Amaru ha sido encontrada en Huancavelica. Se trata de grandes serpientes de dos cabezas, las cuales habitan bajo la tierra y, ocasionalmente, causan accidentes a los trabajadores de las minas.

Imagen: Machupicchu pueblo – Internet