Es la tarde de un comienzo de semana. Sentada en la silla de su escritorio, ubicado en un “rincón” de la Gobernación de Chuquisaca, esperaba para charlar con la revista MIRADAS. Se la ve un poco seria, quizá algo cansada, pero aún así es gentil al ofrecer una silla a este reportero y decirle “aquisito vente”, mientras arregla sus trenzas y su vestimenta, con la sencillez que le caracteriza. Es la única mujer en esa sección que viste de pollera. Mas pronto apaga su celular para no ser interrumpida durante la entrevista, aunque luego algunos de sus compañeros lo harán pidiendo uno que otro favor, sin saber de la conversación. Ella es María Salazar, la jefa de Monitoreo de Comunicación del gobierno autónomo departamental.
María Salazar. Al hablar sobre su vida, María Salazar recuerda particularmente, y con cierto aire de tristeza, sus días de estudiante en la universidad, cuando le tocó vivir momentos difíciles. “Nadie me saludaba y eso me hacía sentir mal; sólo éramos dos mujeres de pollera en la carrera”. Recuerda también a María Rene Duchén como una de las mujeres y periodistas bolivianas que marcaron su camino profesional.
Ella es hija de madre soltera y la primera profesional de su familia, ya que, por esas cosas de la vida, su hermana mayor abandonó sus estudios. “En esos años (2007-2008) se sentía el racismo todavía”, cuenta, recordando acaso el dramático episodio de los campesinos vejados en la plaza 25 de Mayo. Pero está agradecida con todas aquellas personas que le ayudaron y apoyaron en los peores instantes. Comenta que siempre trabajó en oenegés y en el campo, donde ella tenía un espacio en la radio Aclo y la radio Encuentro, gracias a la Fundación Tierra. Su oportunidad de hacer radio no la desaprovechó, e hizo seguimiento a las culturas, a fin de evitar que se pierdan. “Incluso, yo quise cambiar la pollera por el vestido o el pantalón y eso es lo que pasa cuando la gente joven sale del campo, dejando sus costumbres y volviendo totalmente cambiada. Sólo la gente mayor conserva su cultura y vestimenta”, matiza. Y en ello tiene mucho que ver la universidad, sostiene Salazar, pues en ella no aceptan a todos. “Por el hecho de ser del campo, no podemos ingresar en una universidad pública y menos en una privada”. Es más, asegura que a ella no le contestaban el saludo y que muchas veces la dejaban sola. Pero, pese a todo, no se dio por vencida.
“MARÍA RENE DUCHÉN ME INSPIRÓ”. Según relata Salazar, cuando aún estudiaba en el colegio, veía en la tele a una tocaya: María Rene Duchén, presentadora de noticias de un canal de la ciudad de La Paz. Ella le sirvió como ejemplo de superación académica y de trabajo profesional. “Por su forma de entrevistar a la gente, ella me inspiró”, admite. Ahora, María va al campo y habla al estilo de Duchén, pero en el idioma quechua. Así la conoció MIRADAS, haciendo lo que más le gusta, haciendo radio, informando a la gente de los municipios y las comunidades del carnaval de Yamparáez. Y orgullosa dice que crece personal y profesionalmente cada día.
Hoy, junto con su pequeña hija y su esposo, agradece a su madre y a su hermana, porque ambas la apoyaron en sus estudios, incluso comprándole el material para la universidad. “Gracias a ellas soy comunicadora”.
Texto y foto: Richard Ilimuri