martes, 23 de diciembre de 2025

Pasto Grande Irupana: un tesoro arqueológico vivo en los Yungas de La Paz

Entre la neblina de los Yungas paceños y los antiguos caminos que conectaron culturas milenarias, el Complejo Arqueológico de Pasto Grande se levanta como uno de los patrimonios históricos más extensos y fascinantes de Bolivia. Ubicado en el municipio de Irupana, este sitio prehispánico —declarado Monumento Nacional y Patrimonio Cultural— invita a viajeros, investigadores y amantes de la historia a recorrer ciudadelas ancestrales, terrazas agrícolas monumentales y paisajes que aún conservan un profundo valor espiritual y cultural.

Pasto Grande ocupa aproximadamente 1.025 hectáreas en el cantón La Plazuela y está conformado por diez antiguas ciudadelas de origen tiahuanacota, organizadas en cuatro sectores. A su alrededor se despliega un impresionante complejo agrícola de más de 250 hectáreas de terrazas con sistemas de riego diseñados para evitar la erosión del suelo, además de depósitos capaces de almacenar hasta 2.000 quintales de producción, evidencia del alto nivel de planificación y conocimiento ancestral.

El sitio fue ocupado entre los años 483 y 1172 d.C., y posteriormente reutilizado por las markas aymaras de Umasuyos y por el Imperio Inca durante los gobiernos de Túpac Inca Yupanqui y Huayna Cápac, cuando se reactivó la producción agrícola, especialmente del cultivo de la hoja de coca. En sus alrededores se conservan cerca de veinte caminos preincaicos y estructuras habitacionales de gran tamaño, comparables a las del Cusco, que refuerzan su importancia como nodo estratégico y cultural.

La experiencia turística se complementa con otros espacios de alto valor simbólico, como el Inca Dormido, una imponente formación rocosa considerada un sitio místico y ritual por las comunidades de Lambate, así como otros centros arqueológicos de la región como Marcapata e Inkataca, que fortalecen el circuito cultural de Irupana.

Pasto Grande no es solo un vestigio del pasado, sino un patrimonio vivo que conecta historia, paisaje y espiritualidad. Su puesta en valor representa una oportunidad para el turismo cultural sostenible en los Yungas, invitando a descubrir una Bolivia ancestral aún poco explorada, donde cada piedra guarda la memoria de civilizaciones que supieron convivir con la montaña y la selva.

Texto y foto: Richard Ilimuri-Internet