miércoles, 24 de diciembre de 2025

El Chawi de Coroico: agua que enamora y llama al retorno

Dicen en Coroico que hay un manantial que no solo calma la sed, sino que ata el corazón. El Chawi, vertiente legendaria de los Yungas, guarda historias de amor, guerra y promesas cumplidas: quien bebe de sus aguas, se enamora del pueblo y siempre vuelve.

El camino a los Yungas fue abierto a golpe de pico y cansancio por soldados presos del Paraguay durante los más de tres años que duró la guerra. Entre la neblina, la humedad y la nostalgia, muchos de ellos encontraron algo más fuerte que el exilio: el amor por las mujeres yungueñas y por esta tierra fértil y cálida.

Cuenta la leyenda que uno de esos prisioneros, un tal Jiménez, tenía un ritual al terminar la jornada. Se acercaba al Chawi —entonces una vertiente clara— y, antes de beber, murmuraba una promesa: “Tomo esta agüita del Chawi para que me haga volver de mi país a Coroico y casarme con mi amada coroiqueña”. Terminada la guerra, regresó al Paraguay, pero meses después volvió para cumplir su palabra. Se casó y no retornó nunca más.

Desde entonces, El Chawi es más que agua: es memoria viva y destino turístico, patrimonio cultural de Coroico. Sin embargo, hoy su entorno acusa el descuido. Visitantes y pobladores coinciden en una preocupación: la basura y la falta de cultura ciudadana empañan la magia del lugar y dañan la imagen de los sitios turísticos.


La leyenda persiste: quien bebe del Chawi se enamora de Coroico o de un coroiqueño(a). Cuidarlo es honrar esa historia, para que el agua siga llamando al amor y al retorno.

Texto y foto: Richard Ilimuri-Internet