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El 25 de septiembre a horas 16:30 se inició un operativo policial y/o militar de cerco sobre el campamento del puente San Miguel a 5 Km de Yucumo, donde descansaban alrededor de 800 marchistas, incluyendo más de dos centenares de niños y bebés.
A las 17:00 horas empezó una despiadada gasificación contra la indefensa marcha, lo que provocó una confusión total y por ese motivo empezaron a extraviarse y desaparecer muchos de los niños que estaban ahí acampando junto a sus madres y padres. Posteriormente efectivos de la policía procedieron a perseguir a los marchistas indígenas, acorralándolos, golpeándolos, quemando el campamento, gasificando mujeres embarazadas y deteniendo enseres personales de la prensa, obligaron a la gente a subir en camionetas y buses, como en la peor de las dictaduras, interviniendo la marcha.

Posteriormente estas personas fueron obligadas a subir a buses algunos atados las manos con cinta masking, los 8 buses partieron con dirección a San Borja, donde circulo la noticia de la intervención; la población salió a la calle enardecida, bloqueando el paso de los vehículos haciendo retroceder a los policías.

Al día siguiente 26, a horas. 06:00 am. suena la alarma de los mensajes de celulares, los detenidos están en Rurrenabaque a punto de ser subidos en aviones con destinos diferentes, uno de esos decía "nos están por subir al avión, hemos decidido botarnos al piso, tendrán que levantarnos a la fuerza y eso retrasara un poco" poco después de horas. 8 am. indígenas tacanas se enfrentaban con la policía en plena pista de aterrizaje liberándolos a los detenidos.
Para comprender lo qué está sucediendo en Bolivia, es preciso deshacer el enredo de intereses en el que se ha convertido el conflicto en torno a la carretera Villa Tunari-San Ignacio de Mojos, cuyo trazado pretende atravesar por la mitad el Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS), área doblemente protegida con un elevado valor ecológico y cultural donde habitan los pueblos Moxeño, Yuracaré y Chiman, esta carretera de 306 km de longitud, se emplaza como una vía de unión directa entre los departamentos de Cochabamba y Beni.

Las consecuencias previsibles de la invasión del territorio por parte de cultivadores de hoja de coca, agropecuarios, madereros y extracción de hidrocarburos, pondrán en riesgo el equilibrio de todo un ecosistema caracterizado de incalculable valor y extrema fragilidad, que degradará de forma crítica los medios de vida de los pueblos indígenas del TIPNIS al afectar directamente a la base de los recursos de los que dependen para su supervivencia. Por otro lado, la Nueva Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia, que el propio gobierno elaboró, establece que el derecho a la consulta libre previa e informada radica en la voz de los pueblos indígenas que habitan el territorio afectado y no en la de sus departamentos.

¿Paradójicamente el mandatario defiende la "Madre Tierra" y los derechos de los pueblos indígenas que históricamente reclaman sus derechos? hoy ignorados y excluidos. Conviene decir al respecto que el gobierno de Evo Morales encara ahora la mayor crisis nacional a la que ha tenido que hacer frente, después de que el pasado domingo25 de septiembre una brutal intervención policial disolviera una movilización popular de alrededor de 1.000 indígenas que, siguiendo la misma ruta de la histórica primera gran marcha del "90" se dirigía hacia La Paz para manifestar su rechazo a la construcción de una carretera a través de su territorio ancestral. Y según testigos no hay calificativo para tal represión donde se violaron todos de derechos humanos incluidos la de los niños, mujeres embarazadas y ancianos que se orinaron de miedo ante las torturas física y psicológicamente.
Otra paradoja: Morales promulgó una polémica ley contra el racismo en búsqueda de la “igualdad” entre los bolivianos y la importancia que el Gobierno socialista dio a esta nueva legislación, lo expresó en la publicidad excepcional del solemne acto. A la promulgación asistían los ministros de su gabinete, senadores, diputados y representantes de movimientos sociales afines, la iniciativa merecía la reivindicación de los derechos de los grupos étnicos discriminados, y sirvió de punto clave en la plataforma electoral de Evo Morales, al mismo tiempo la oposición al documento fuera del despacho presidencial superó todos los casos de protesta masiva contra dicha ley.
Periodistas y ejecutivos de medios de comunicación aseveran que no se oponen a toda la ley, porque también están contra el racismo, pero les preocupa el derecho de juzgar a vivos y muertos, que se le otorga a la autoridad por el documento.
El artículo 16 de la norma establece sanciones económicas y hasta el cierre de periódicos o emisoras de radio y TV que publiquen lo que las autoridades nacionales, locales o judiciales de todos los niveles califiquen como “ideas racistas y discriminatorias”. Es más, de acuerdo con la cláusula 23 los periodistas y propietarios de medios acusados de racismo no podrán acogerse a fuero alguno al ser procesados; obviando la ley de imprenta.

Luego de su promulgación la Confederación Sindical de Trabajadores de la Prensa de Bolivia ratificó su rechazo a la norma como inconstitucional. Actualmente la brutal represión a la marcha tiene 70 heridos y esta se encuentra en manos de la Corte Suprema de Justicia en Sucre (Chuquisaca), deberá enfrentar un juicio con su polémica ley anti racismo, si. El dicho popular: HECHA LA LEY HECHA LA PRAMPA o beberá su propia medicina.
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