lunes, 19 de junio de 2023

LOS INCAS: ¿Tenían el cabello largo?

Se suele representar a los incas con una cabellera larga y lacia. Incluso así son representados en los famosos dibujos hechos por el cronista peruano Guamán Poma de Ayala. Sin embargo, algunas crónicas señalan lo contrario, por lo que el tema es debatible.

Según el famoso cronista cusqueño Garcilaso: “el inca poseía el cabello corto, como si acabase de ser cortado y que él y la nobleza se cortaban frecuentemente el cabello para tener siempre el mismo aspecto”.

Por otro lado, el pueblo común no ostentaba una cabellera como la de la nobleza inca. Ésta era ni larga ni corta, casi al borde de las orejas. Eso sí, todos cuidaban sus cabelleras con plantas para mantenerlas aseadas e incluso adornadas, sobre todo en el caso de las mujeres. Éstas realizaban trenzados, adornaban sus cabelleras, sobre todo en festividades y rituales religiosos.

Cuenta el cronista español Pedro Cieza de León: “podría haber miles de indios juntos y que por sus peinados y aderezos se podían distinguir a los distintos grupos étnicos”.

Por supuesto que hubo excepciones. Las crónicas también señalan que el inca Atahuallpa poseía una larga cabellera. Se dice que fue a causa de una oreja perdida en un enfrentamiento. El emperador, el hijo del sol, no podía mostrar un defecto físico ante el pueblo.

Internet

domingo, 18 de junio de 2023

La Leyenda de la Quinua

La conexión entre los Aymara y las estrellas según la historia; los Aymara tenían la capacidad de comunicarse con los astros, y en una ocasión, una estrella descendió a la tierra cautivada por un joven aymara.

El joven y la estrella pasaron largas horas conversando, compartiendo sueños y secretos, sin embargo debido a su naturaleza celestial, la estrella finalmente tuvo que regresar al firmamento dejando al joven con un profundo dolor en el corazón.

Desolado por su partida, el chico Aymara decidió emprender un viaje por los cielos para encontrarla nuevamente, y con la ayuda de su fiel amigo el majestuoso Cóndor de los Andes, voló incansablemente en busca de la estrella amada.

Finalmente logró encontrarla y juntos vivieron momentos inolvidables; la estrella le obsequió un grano dorado, delicioso y altamente nutritivo conocido como el grano de los dioses; la quinua.

Un día, el joven Aymara sintió la necesidad de regresar a la tierra para visitar a sus padres, quienes añoraba profundamente. Con tristeza, se despidió de la estrella y recibió de ella el regalo preciado de la quinua, para que su pueblo pudiera cultivarla y beneficiarse de sus propiedades en la tierra.

Desde aquel momento, la quinua se convirtió en el pilar fundamental de la alimentación de los pueblos andinos. Este grano extraordinario se convirtió en un apoyo crucial para garantizar la seguridad alimentaria de estas comunidades, que de otra manera no podrían acceder a los nutrientes necesarios para vivir de manera saludable.

La leyenda de la quinua resalta la importancia de este alimento ancestral y su papel esencial en la supervivencia de los pueblos andinos. Además, nos recuerda la conexión especial entre el cielo y la Tierra, y cómo un regalo celestial puede convertirse en una bendición para toda una comunidad. La quinua, con su riqueza nutricional y su historia mística, sigue siendo un tesoro valorado en todo el mundo.

sábado, 17 de junio de 2023

CORO CORO: Leyenda del Cóndor Jipiña

Pues cuentan que hace mucho tiempo un cacique sabio gobernaba la ciudad de Coro coro con justicia y bondad.

El anciano tenía dos hijos, un varón, que había heredado la prudencia y sabiduría del padre, y una muchacha, bella como nadie.

Un día llegó un extranjero hasta la casa del cacique. Venía, según aseguró, de tierras lejanas y quería pedir la mano de la hija. El muchacho era fuerte y hermoso, y esperaba ser aceptado.

El cacique, sin embargo, le respondió de esta manera:

-Hermoso joven, tu petición me honra, pero eres un perfecto desconocido. Nada sabemos de ti ni de tu pueblo. ¿Puedes mostrar alguna prenda de tu origen?

Al muchacho, que no esperaba esta respuesta, las palabras del anciano le hirieron profundamente. Calló y, en silencio, abandonó el lugar sin que nadie en Coro coro se diera cuenta.

Pasó algún tiempo, y la historia del pretendiente de la hija del cacique se había olvidado. La muchacha estaba enamorada de un joven y con él subía hasta el cerro a charlar y a contemplar el paisaje. Un día de los que subieron, se dieron cuenta de que un cóndor volaba por encima de ellos y les observaba desde la distancia. Como el cóndor no se iba y volaba alrededor de ellos, la muchacha se asustó. Su enamorado le contestó:

-No te inquietes, mañana regresaremos con mi honda, y si aún está por aquí, le espantaré.

Al día siguiente, los jóvenes volvieron a subir al cerro, y al aparecer el ave, el muchacho hizo vibrar su honda y la lanzó con fuerza y precisión hacia el cóndor. Dentro había una piedra de oro.

El cóndor recibió un impacto en el pecho y, volando como pudo, llegó hasta una roca donde se posó,

moribundo. Wiracocha, dios de los dioses, lo transformó en roca.

Algún tiempo después, llegaron a Coro coro emisarios del imperio vecino: buscaban al príncipe Kuntur Mallku, que había salido de viaje por diferentes ciudades para buscar esposa y nunca había regresado.

Cuando llegaron donde el cacique, este les explicó que sí había pasado por allí, pero que, al no poder dar ninguna prenda de su procedencia, se había marchado.

Los hombres le contaron entonces que Kuntur Mallku era el único humano con el poder extraordinario de transformarse en cóndor. La hija, que estaba escuchando junto a su padre, al darse cuenta de lo ocurrido, se desmayó y vivió el resto de sus días con tristeza.

Al lugar donde el cóndor se transformó en piedra le llaman desde entonces «cóndor Jipiña» y, en aimara, esto significa `donde hace nido el cóndor'.