Se suele representar a los incas con una cabellera larga y lacia. Incluso así son representados en los famosos dibujos hechos por el cronista peruano Guamán Poma de Ayala. Sin embargo, algunas crónicas señalan lo contrario, por lo que el tema es debatible.
Según el famoso
cronista cusqueño Garcilaso: “el inca poseía el cabello corto, como si acabase
de ser cortado y que él y la nobleza se cortaban frecuentemente el cabello para
tener siempre el mismo aspecto”.
Por otro lado, el
pueblo común no ostentaba una cabellera como la de la nobleza inca. Ésta era ni
larga ni corta, casi al borde de las orejas. Eso sí, todos cuidaban sus
cabelleras con plantas para mantenerlas aseadas e incluso adornadas, sobre todo
en el caso de las mujeres. Éstas realizaban trenzados, adornaban sus
cabelleras, sobre todo en festividades y rituales religiosos.
Cuenta el
cronista español Pedro Cieza de León: “podría haber miles de indios juntos y
que por sus peinados y aderezos se podían distinguir a los distintos grupos
étnicos”.
Por supuesto que
hubo excepciones. Las crónicas también señalan que el inca Atahuallpa poseía una
larga cabellera. Se dice que fue a causa de una oreja perdida en un
enfrentamiento. El emperador, el hijo del sol, no podía mostrar un defecto
físico ante el pueblo.
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