jueves, 22 de septiembre de 2016

Lavando las manos de Papá

Un joven fue a solicitar un puesto importante en una empresa grande. Pasó la entrevista inicial e iba a conocer al director para la entrevista final.


El director vio su Curriculum Vitae, era excelente. Y le preguntó;

– ¿Recibió alguna beca en la escuela? el joven respondió

– no.

– ¿Fue tu padre quien pagó tus estudios? 


–Sí, respondió.

– ¿Dónde trabaja tu padre?

–Mi padre es agricultor. Respondió

El director pidió al joven que le mostrara sus manos.

El joven mostró un par de manos suaves y perfectas.

– ¿Alguna vez has ayudado a tu padre en su trabajo?

–Nunca, mis padres siempre quisieron que estudiara y leyera más libros. Además, él puede hacer esas tareas mejor que yo.

El director dijo:

––Tengo una petición: cuando vayas a casa hoy, ve y lava las manos de tu padre, y luego ven a verme mañana por la mañana.

El joven sintió que su oportunidad de conseguir el trabajo era alta.
Cuando regresó a su casa le pidió a su padre que le permitiera lavar sus manos.
Su padre se sintió extraño, feliz pero con sentimientos encontrados y mostró sus manos a su hijo. El joven lavó las manos poco a poco, era la primera vez que se daba cuenta de que las manos de su padre estaban arrugadas y tenían tantas cicatrices. Algunos hematomas eran tan dolorosos que su piel se estremeció cuando él la tocó.

Esta fue la primera vez que el joven se dio cuenta de lo que significaban este par de manos que trabajaban todos los días para poder pagar su estudio, los moretones en las manos eran el precio que tuvo que pagar por su educación, sus actividades de la escuela y su futuro.

Después de limpiar las manos de su padre, el joven se puso en silencio a ordenar y limpiar el testablo. Esa noche, padre e hijo hablaron durante un largo tiempo.
A la mañana siguiente, el joven fue a la oficina del director.

El director se dio cuenta de las lágrimas en los ojos del joven cuando le preguntó;

– ¿Puedes decirme qué has hecho y aprendido ayer en tu casa?

El joven respondió:
– lavé las manos de mi padre y también terminé de asear y acomodar el establo, Ahora sé lo que es apreciar, reconocer. Sin mis padres, yo no sería quien soy hoy. Al ayudar a mi padre me doy cuenta de lo difícil y duro que es conseguir hacer algo por mi cuenta. He llegado a apreciar la importancia y el valor de ayudar a la familia.

El director dijo:
– Esto es lo que yo busco en mi gente. Quiero contratar a una persona que pueda apreciar la ayuda de los demás, una persona que conoce los sufrimientos de los demás para hacer las cosas, y una persona que no ponga el dinero como su única meta en la vida. Estás contratado.

REFLEXIÓN
Un niño que ha sido protegido y habitualmente se le ha dado lo que él quiere, desarrolla una "mentalidad de tengo derecho" y siempre se pone a sí mismo en primer lugar. Ignoraría los esfuerzos de sus padres.
Si somos este tipo de padres protectores ¿realmente estamos demostrando el amor o estamos destruyendo a nuestros hijos?
Puedes dar a tu hijo una casa grande, buena comida, clases de computación, ver en una gran pantalla de televisión. Pero cuando estás lavando el piso o pintando una pared, por favor que también él lo experimente. Después de comer que lave sus platos junto con sus hermanos y hermanas. No es porque no tengas dinero para contratar quien lo haga, es porque quieres amarlos de la manera correcta. No importa cuán rico seas, lo que quieres es que entienda. Un día tu pelo tendrá canas, igual que el padre de ese joven.


Lo más importante es que tu hijo aprenda a apreciar el esfuerzo y tenga la experiencia de la dificultad y aprenda la habilidad de trabajar con los demás para hacer las cosas.

Texto y foto: Richard Ilimuri

martes, 20 de septiembre de 2016

Se confirma que Simón Bolívar tuvo un hijo en Potosí

María Costas, Retrato que se encuentra 
en el Museo Nacional de Arte.
Legalmente, Simón Bolívar tuvo un hijo en Potosí. Esa es la conclusión a la que llegó una labor investigativa sobre la relación que tuvo el libertador con la potosina María Costas, en 1825.

Costas vivió en Potosí hasta su vejez e incluso llegó a ser directora de lo que hoy es el Liceo Santa Rosa. La paternidad de su hijo era un secreto a voces en un tiempo en el que el conservadurismo obligaba a esconder muchas cosas.

En 1905, el escritor Julio Lucas Jaimes publicó en Buenos Aires el libro “La Villa Imperial de Potosí, su historia anecdótica, sus tradiciones y leyendas fantásticas, su grandeza y su opulencia fabulosas” donde está incluida la tradición “Un mirlo blanco. La aventura que tiene como protagonista al gran Bolívar” que habla sobre aquellos amores y el fruto que dejaron para la posteridad, un hijo. En 1925, en su libro “Bolívar en Potosí”, Luis Subieta Sagárnaga no solo ratifica la historia sino que aporta la transcripción de las partidas de matrimonio y de defunción de José Costas, el hijo de María y, supuestamente, del libertador.


En 1975, Wilson Mendieta Pacheco actualizó el tema al entrevistar a Elías, el bisnieto de José Costas, que para entonces tenía 81 años, pero, al igual que sus antecesores, no pudo obtener una prueba fehaciente de las partidas que están en el archivo parroquial de Caiza D.

Simón Bolívar
Este año, y gracias a una autorización del obispo de Potosí, Ricardo Centellas, una de las descendientes de María Costas, Teresa Campos Costas, consiguió, por fin, tomarle fotografías a las partidas y en la de matrimonio, que es de 1895, se lee que José Costas era "hijo de María Juaquina Costas y del finado Señor Simón Bolívar".

Se trata de una prueba documental con plena validez para la legislación boliviana.
El director departamental del Servicio del Registro Cívico de Potosí, Oscar Huayta, informó a este medio que las partidas matrimoniales anteriores a 1941, e incluso las escrituras notariales, "tienen la validez respectiva legal".


Eso significa que, salvo prueba en contrario, la partida que se encuentra en Caiza D acredita que Simón Bolívar sí tuvo un hijo en Potosí.

Texto y foto: El Potosí -Richard Ilimuri

jueves, 15 de septiembre de 2016

ENRIQUE SUAREZ DICKER, el ultimo combatiente beniano que defendio el gas y petroleo en la Guerra del Chaco

A sus 99 años el Excombatiente de la
Guerra del Chaco Enrique Suárez Dicker
se encuentra postrado en cama,
cuidado por su familia en Riberalta. 

Olvidado por la autoridades y postrado en su cama así se encuentra don Enrique Suarez Dicker, uno  de los combatientes benianos que defendió en la contienda de Chaco en 1932-1935. 

Nacido en Cachuela Esperanza a su 15 años se en listo en el Ejercito boliviano junto a muchos jóvenes de distintas poblaciones de la amazonia del Beni.
A su 99 años este excombatiente vive al cuidado de sus familiares en su natal Riberalta y olvidado por las autoridades bolivianas




Enrique Suárez Dicker es el último combatiente que participó en la Contienda del Chaco (1932-1935) que vive en el Beni. Nació en Cachuela Esperanza el año 1917 y se enroló al Ejército Boliviano cuando apenas contaba con 15 años de edad, para cumplir con su deber de defender la patria aún a costa de la vida; junto a muchos jóvenes de las distintas poblaciones de la Amazonía marchó con heroísmo y coraje para dejarnos el legado del gas y el petróleo, que hoy sustenta la economía y el desarrollo del país.


A sus 99 años el Excombatiente de la Guerra del Chaco Enrique Suárez Dicker se encuentra postrado en cama, cuidado por su familia en Riberalta. Pudimos ver su libreta militar que certifica su participación en la Campaña del Chaco, la Medalla de Guerra, condecoraciones y todos sus documentos personales.

Recuerdo que hace unos años solía relatar sus hazañas en los campos de batalla del “Infierno Verde” del Chaco. Algo que siempre recordaba con tristeza, era el derribo de un joven combatiente paraguayo que escapaba en caballo y también cuando tenían que soportar la sed por la falta de agua.


Ahora que se encuentra con vida, sería justo que las autoridades le rindan homenaje y honores a este soldado que parió la Amazonía, por todos los servicios prestados a la patria.



Texto y foto: Neiber Fuentes S - Richard Ilimuri