martes, 1 de julio de 2025

La Thayacha: el helado ancestral del Altiplano que resiste al olvido

Elaborado únicamente con isaño, un tubérculo andino poco valorado, la thayacha —conocida como el helado andino— es una tradición culinaria del Altiplano boliviano que combina saberes ancestrales, clima extremo y alto valor nutritivo. Su producción, ligada al invierno y a la agricultura familiar, enfrenta hoy el riesgo de desaparecer.

La thayacha es uno de los alimentos más singulares de la gastronomía andina. A simple vista parece un helado rústico, pero en realidad es el resultado de un proceso ancestral que aprovecha las heladas nocturnas del Altiplano. Su único ingrediente es el isaño, un tubérculo similar a la oca, cultivado en zonas altas y frías.

Su elaboración es sencilla, pero requiere paciencia y conocimiento del clima. Primero, el isaño se solea durante varios días para reducir su sabor picante y lograr que se vuelva dulce. Luego se cuece en agua y, una vez cocido, se deja congelar a la intemperie durante las madrugadas invernales, cubierto con paja. Las bajas temperaturas hacen el resto del trabajo.

Este proceso se realiza principalmente en invierno, cuando las heladas son más intensas. La topografía plana del Altiplano favorece una congelación más uniforme, razón por la cual esta práctica es común en comunidades rurales cercanas a ciudades como El Alto, donde la thayacha tiene buena demanda. Allí, según productores, los compradores no suelen regatear el precio, aunque casi siempre piden la tradicional yapa.

Alto valor nutritivo y medicinal

Más allá de su sabor particular, el isaño destaca por su alto valor nutricional. Contiene aproximadamente 15% de proteínas, 20% de carbohidratos y 80% de agua, además de vitamina C, vitaminas del complejo B, fibra, calcio, fósforo, hierro y ácido ascórbico.

De acuerdo con la medicina tradicional andina, el isaño es considerado un antibiótico natural y se le atribuyen propiedades calmantes para afecciones renales, anemia, inflamación de la próstata, entre otros males.

El cultivo del isaño se realiza una vez al año y generalmente en asociación con otros productos como maíz, oca y papalisa. Se identifican al menos cinco variedades locales: chi’yar (negro), killu (amarillo), jach’ir (con líneas rojas), qhini (amarillo morado) y asut’i (con líneas moradas).

En las comunidades del Altiplano, el isaño se consume hervido, en huatia (cocción bajo tierra) y en forma de thayacha, aunque su consumo es cada vez menos frecuente.

Una tradición en riesgo
Un informe de la Revista de Investigación e Innovación Agropecuaria y Recursos Naturales de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) advierte que las propiedades nutricionales y medicinales del isaño aún no son plenamente conocidas ni valoradas por la población, siendo las personas mayores quienes más lo consumen.

La migración rural, sumada a la falta de revalorización de los cultivos nativos, ha provocado una reducción progresiva en la producción del isaño, poniendo en riesgo no solo un alimento, sino un conocimiento ancestral que depende del clima, la tierra y la memoria colectiva del Altiplano.

Texto y foto: Richard Ilimuri Internet

lunes, 2 de junio de 2025

Esse Eja: muere Agustin Mishaja Shajaó

Fallece Agustín Mishaja Shajaó, defensor del pueblo Ese Eja y protagonista del documental Candamo: La última selva sin hombres

Con profundo pesar, informan el fallecimiento de Agustín Mishaja Shajaó, destacado líder del pueblo Ese Eja, defensor de la Amazonía peruana y figura central del documental Candamo: La última selva sin hombres (1996). Su deceso ocurrió la mañana del lunes 2 de junio, a los 78 años de edad, en la comunidad nativa Infierno, ubicada en el departamento de Madre de Dios, tras enfrentar una grave infección.

Agustín Mishaja fue uno de los tres protagonistas del reconocido documental dirigido por Daniel Winitzky, que mostró por primera vez al mundo la majestuosidad de la zona del Candamo, una de las últimas selvas vírgenes del planeta.

La obra, filmada con el consentimiento y participación activa de la comunidad Ese Eja, se convirtió en un testimonio invaluable sobre la relación profunda entre los pueblos indígenas y su territorio ancestral.

Más allá de su aparición en el cine, Mishaja fue un sabio tradicional, guía espiritual y referente cultural, conocido por su conocimiento del bosque, sus habilidades como cazador y narrador, y su compromiso inquebrantable con la defensa de su territorio. Su legado perdura como un símbolo de la resistencia y sabiduría indígena en el corazón de la Amazonía.

El velorio se llevará a cabo en la comunidad nativa Infierno, donde familiares, amigos y miembros de su pueblo rendirán homenaje a su vida y trayectoria.

Desde diversos sectores de la sociedad civil, el mundo cultural y ambientalista, se ha expresado un profundo reconocimiento a su labor y una renovada llamada a proteger la Amazonía, causa por la que Agustín Mishaja dedicó su vida.

Texto y foto: Richard Ilimuri - Internet

domingo, 9 de marzo de 2025

Víctor Agustín Ugarte, el Maestro del fútbol boliviano

Víctor Agustín Ugarte, conocido como “El Tupiceño”, es considerado por especialistas, historiadores y aficionados
como el mejor futbolista boliviano de todos los tiempos. Su talento excepcional y su influencia en el desarrollo del fútbol nacional le valieron el apodo de “El Maestro”, una denominación que refleja la dimensión de su legado deportivo.

Nacido en Tupiza, Ugarte dio sus primeros pasos en el fútbol jugando con pelotas de trapo o de nailon. Realizó sus estudios en la escuelita 7 de Noviembre y comenzó su carrera deportiva en el club Huracán, combinando la práctica del fútbol con el trabajo en el taller de su tío. Su destacada evolución lo llevó, en 1947, a incorporarse al club Bolívar de La Paz, donde debutó oficialmente a los 21 años vistiendo la camiseta número 8.

Desde sus primeros partidos, Ugarte demostró condiciones técnicas sobresalientes: potente remate, notable dominio del balón y un efectivo juego aéreo. Estas cualidades motivaron su inmediata convocatoria a la Selección Boliviana ese mismo año. Su debut internacional se produjo en el Campeonato Sudamericano frente a Ecuador, selección anfitriona del torneo. El encuentro finalizó empatado 3 a 3, y el gol del empate fue convertido por Ugarte, marcando el inicio de una extensa y destacada trayectoria con el combinado nacional.

A partir de entonces, Ugarte se convirtió en una pieza fundamental de la selección, asumiendo la capitanía en múltiples ocasiones. Participó en los Campeonatos Sudamericanos de 1949, 1953, 1959 y 1963, consolidándose como la principal figura del equipo boliviano durante más de una década.

El punto culminante de su carrera llegó en 1963, cuando, a los 37 años, lideró a Bolivia en la conquista de su único título continental. En ese torneo, la selección obtuvo un empate y ganó todos los demás encuentros. En la final ante Brasil, Bolivia se impuso por 5 a 4, con dos goles de Ugarte, actuación que lo consagró definitivamente como una de las máximas leyendas del fútbol sudamericano.

Con 16 goles, Víctor Agustín Ugarte fue durante décadas el máximo goleador histórico de la Selección Boliviana, marca que recién fue superada por Joaquín Botero muchos años después.

Sus restos descansan actualmente en la ciudad de La Paz, mientras persiste el anhelo de que, en el futuro, sean trasladados a su natal Tupiza, como homenaje permanente a quien marcó una época en la historia del deporte boliviano.

Texto y foto: Richard Ilimuri - Internet