En los andes la vida fluye en
varios planos, la muerte no existe, sólo pasamos a otras formas de existencia y
nuestros ancestros quechuas en la época Inka tenían en el calendario el AYA
MARCAY QUILLA, dedicado a la conmemoración de las almitas de nuestros difuntos.
Las almitas regresan para
vigilar y controlar los cultivos y las acciones de los familiares, con
intensión de amistad. "Recogen" sus pasos en sentido contrario del
que transcurrió su vida hasta llegar a la "paqarina" para volver a
nacer en el mundo de los vivos.
Esta celebración comienza con
el velatorio de las almas durante el amanecer de cada primero de noviembre. La
aparición de la mosca azul o verde "shiririnka" en representación del
espíritu de los difuntos que está de vuelta de sus largos viajes, nos hace
sentir su cercanía.
Para la visita de las
“almitas” se preparan ofrendas a las almas y se comparten frutas, potajes y
bebidas andinas que en vida gustó al difunto. Esta ofrenda debe estar puesta en
el lugar sagrado de la vivienda desde las 12 am. del día 1º de noviembre hasta
las 12 am. del día 2. En ese tiempo el alma del difunto ha tenido suficiente
tiempo para probar y purificar los alimentos. Por tanto, resulta comida sagrada
que deben probar, aunque sea una pequeña porción cada miembro de la familia.
Mientras tanto las familias visitan y ofrendan a sus difuntos en sus lechos de
descanso eterno.
Recuperemos éste hermoso legado y costumbres de nuestra cultura originaria de los andes y recibamos la visita de nuestras almitas en nuestro hogar, así su memoria y amor nos acompañarán por siempre.
Enrique Riveros Yabar