jueves, 6 de febrero de 2025

La Leyenda del Toro Fantasma de Sorata

Ilustracion
Hace muchos, muchos años, cuando las montañas hablaban con el viento y la tierra guardaba secretos antiguos, en las alturas de Sorata, al pie del majestuoso nevado Illampu, nació una leyenda que aún hoy se escucha entre los valles.

Los pobladores cuentan que, en las noches más silenciosas, cuando la luna llena ilumina los cerros o cuando el cielo se enciende con rayos y truenos, aparece un toro misterioso. No es un toro común: su cuerpo brilla como el oro y sus ojos parecen encenderse en la oscuridad. Por eso lo llaman el Toro Fantasma o el Toro de Oro.

Dicen que este toro no está hecho de carne y hueso, sino de luz y espíritu, y que fue enviado para cuidar los tesoros antiguos que los incas escondieron para protegerlos de los conquistadores. Estos tesoros no eran solo de oro, sino también de sabiduría y respeto por la naturaleza.

Cuando el toro camina, la tierra tiembla suavemente y su bramido profundo resuena como un eco en las montañas. Muchos curiosos, al ver su brillo, sienten el deseo de seguirlo, soñando con riquezas fáciles.

Pero la leyenda advierte algo muy importante:

quienes siguen al toro movidos por la avaricia, sin respeto ni humildad, se pierden en cuevas profundas, barrancos o caminos sin salida. El toro los guía hasta lugares peligrosos y, de pronto, desaparece, dejando solo el silencio y la oscuridad.

En otras versiones, se dice que el toro emerge de lagunas sagradas, cuidando el agua y la tierra, y que solo se deja ver para recordar a las personas que la naturaleza no debe ser explotada, sino respetada.

Por eso, los abuelos de Sorata enseñan a los niños que el Toro Fantasma no es un enemigo, sino un guardián. Su mensaje es claro:

la riqueza verdadera no está en el oro, sino en el respeto por los ancestros, la naturaleza y la comunidad.

Y así, cuando escuches un eco extraño en las montañas o veas un brillo dorado entre la neblina, recuerda esta leyenda…

porque quizá el Toro Fantasma de Sorata aún sigue cuidando los secretos de la tierra.

Texto y foto: Richard Ilimuri

domingo, 15 de diciembre de 2024

Los Cayubabas; su maestría en la producción del chivé fuerte

EL chivé fuerte, viene con sus origenes de el pueblo Cayubaba, la región que bordea Los Grandes Lagos, con sus comunidades del Coquinal, Cascajales y el mismo Exaltación, pertenecientes a la nación Cayubabas, son el origen y centro de la producción del "Chivé Fuerte".

En el mercado se lo conoce como el "Chivé movima", pero en realidad es la etiqueta ya ganada por el pueblo movima que también aprendió del proceso de producción y con la cercanía y relación del mercado, quedó estampado su nombre para el chivé fuerte.

El Chivé, es una harina bien cocida, que sale de la yuca; ésta se produce en cantidades en la zona de Coquinal y Cascajales, precisamente para la producción de la apetecida harina fuerte, cocida, que es parte de la gastronomía regional como acompañante de la comida o simplemente como refresco.

Pero no solamente hacen el Chivé fuerte en los lugares tradicionales, también ahora hay una fuerte producción en la poblacion de Guayaramerín, donde migraron cientos de cayubabas y movimas, llevando su maestría en la producción del chivé fuerte, que ahora sale envasado y etiquetado listo para la introducción a los mercados del interior del país. El centro de producción en el norte, es la comunidad Rosario del Yata.

Hay una importante producción de Chivé fuerte en La Embocada, cerca de San Borja sobre la carretera a Yucumo, con lo que cubre todo el mercado borjano.

En el otro extremo, Puente San Pablo, es otro centro productor, no olvidemos que el pueblo originalmente fue poblado por indígenas movimas y mojeños.

En realidad, la producción del Chivé fuerte es universal en el Beni, propio de su gastronomía y con algunas variantes como el chivé simple que hacen en Iténez, para la elaboración de la pasoka.

GRAN BENI - Richard Ilimuri


Texto y foto: Richard Ilimuri

miércoles, 30 de octubre de 2024

Descubren una Antigua Ciudad de Piedra Oculta en la Amazonía de Pando

Restos de una antigua ciudad de piedra, Imagen IA

Un hallazgo ocurrido en el norte de Bolivia podría cambiar lo que se conoce sobre las civilizaciones precolombinas del Amazonas. En el municipio de Nueva Esperanza, departamento de Pando, vestigios
de una antigua ciudad de piedra emergen entre la selva, revelando una sociedad avanzada que permaneció oculta durante siglos.

Nueva Esperanza, Pando.– En medio de la densa vegetación amazónica, trabajadores dedicados a la recolección de palmito realizaron hace aproximadamente 20 años un descubrimiento que hoy cobra relevancia histórica: los restos de una antigua ciudad de piedra, hasta ahora desconocida para la arqueología oficial.

El hallazgo, respaldado por investigaciones preliminares, confirma relatos transmitidos por generaciones a través de leyendas locales. Las primeras excavaciones permitieron identificar estructuras de piedra de gran tamaño, cuidadosamente trabajadas, que evidencian un notable dominio de técnicas de construcción y una organización urbana compleja.

Entre los restos se distinguen lo que podrían haber sido templos, viviendas y espacios comunitarios, así como fragmentos de cerámica y herramientas de piedra. Estos elementos sugieren que el sitio habría funcionado como un importante centro cultural y comercial, conectado con otros pueblos de la región amazónica.

Una ciudad de piedra silenciosa durante siglos, vuelve a salir a la luz
Uno de los aspectos más llamativos es la presencia de inscripciones y arte rupestre en algunas edificaciones. Estas manifestaciones ofrecen pistas clave sobre las creencias, rituales y formas de vida de sus antiguos habitantes, reforzando la hipótesis de que se trató de una civilización con una identidad cultural definida y relaciones de intercambio con culturas vecinas.

Especialistas señalan que la importancia del hallazgo va más allá del ámbito académico. El descubrimiento abre la posibilidad de impulsar la investigación científica, el turismo cultural y el desarrollo local, siempre que se garantice la protección del sitio y el respeto a las comunidades indígenas de la zona.

Autoridades y expertos coinciden en que la conservación de este patrimonio será fundamental para evitar su deterioro y saqueo. La antigua ciudad de piedra de Nueva Esperanza se perfila así como uno de los descubrimientos arqueológicos más relevantes del norte amazónico boliviano en las últimas décadas.

Mientras continúan los estudios, la selva comienza a revelar una historia olvidada. Una ciudad de piedra, silenciosa durante siglos, vuelve a salir a la luz para contar parte de los orígenes y la riqueza cultural de Bolivia.

Texto y foto: Richard Ilimuri- Inernet