jueves, 31 de diciembre de 2015

Carta a mi madre: 'El último deseo'



Un niño a pocas horas en su celda, esperando ser ejecutado, pidió como último deseo papel y lápiz. Luego de escribir por varios minutos, le dijo a su custodio por favor, entregue esta carta a mi madre!!

La carta decía así: Madre, creo que si hubiera más justicia en este mundo, tanto tú como yo deberíamos de ser ejecutados. ¡Tú eres tan culpable como yo de mi miserable vida! ¿Te acuerdas madre, cuando llevé a la casa aquella bicicleta que le quité a otro niño igual que yo? Me ayudaste a esconderla para que mi padre no se enterara. ¿Te acuerdas madre, cuando me robé el dinero de la cartera de la vecina? Fuiste conmigo al centro comercial y lo gastamos juntos. ¿Te acuerdas madre, cuando botaste a mi padre de la casa? Él sólo quiso corregirme por haberme robado el examen final de mi grado y a consecuencia me expulsaron. Madre, yo era sólo un niño, luego fui adolescente y ahora un hombre mal formado! Era sólo un niño inocente que necesitaba corrección, y no consentimiento. Te perdono, y sólo te pido que le hagas llegar esta reflexión a todos los padres del mundo, que sepan que ellos son los únicos responsables de formar, a un hombre decente, o a un vulgar delincuente. 

Gracias madre por darme la vida y gracias también por ayudarme a perderla. 
Firma ¡Tu hijo El Delincuente! 

Si realmente quieres poner un Granito de arena en esta sociedad copia esta reflexión sin duda puede ayudar... Dios bendiga a aquellas madres q se sienten Orgullosas de haber formado hombres útiles a la Sociedad y no delincuentes a los que no les tiembla la mano para arrancar Vidas y robar lo que con tanto sudor y trabajo le cuesta a los demás.

Texto y foto: Internet-Richard Ilimuri

domingo, 15 de noviembre de 2015

Rigoberta Menchú, la historia de un fraude

El pie de foto indica que fue publicada,
originalmente, en 1982 por la revista mexicana
 en un reportaje sobre la actividad
guerrillera en Huehuetenango

Guatemala pasó en los 70 varios regímenes militares y enfrentamientos con las guerrillas que perjudicaron a muchos ciudadanos inocentes. La premio Nobel de la Paz no fue una de esas víctimas.

La receta es siempre la misma. Un escritor relativamente prestigioso, una autobiografía con licencia para contar cuanto uno quiera -sin ser por ello verdad-, una serie de medios de comunicación que entran al trapo para construir la leyenda, y si es posible una película. Y, así,  la cena está servida: una heroína, Premio Nobel de la Paz, embajadora de la UNESCO, y Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional. Rigoberta Menchú Tum es la protagonista de los mitos de esta semana.
Elisabeth Burgos fue en este caso la artífice de la mentada biografía. Rigoberta contaba y Elisabeth escribía. Con el tiempo, la autora quiso corregir datos que descubrió que eran falsos, sobre todo cuando se enteró de que Menchú había sido propuesta como candidata para el Nobel de la Paz. No se le hizo caso. Más tarde el antropólogo David Stoll desmontó, palabra por palabra, todos los tejemanejes que Rigoberta había construido para su biografía. Pese a estar demostrado de sobra la veracidad de la publicación de Stoll, corroborada además por los mismos familiares Menchú y Tum –familia paterna y materna de Rigoberta-, el comité del Nobel creyó oportuno no retirarle el premio. Y si se consultan sus biografías en Wikipedia o algunas enciclopedias de papel, aún sigue en pie la fantasiosa versión que dio la afamada guatemalteca.
Rigoberta cuenta en sus memorias que jamás pudo acceder a una educación, que su familia y ella fueron explotados por terratenientes, y que conoció las injusticias desde muy pequeña, y por ello desde su más tierna infancia fue reivindicativa y activista. Incluso afirmó que uno de sus hermanos murió de hambre.

La muerte de su hermano ha sido desmentida en varias ocasiones por su familia, y por el propio hermano, Nicolás, que sigue con vida. Rigoberta jamás tuvo problemas en su educación, sino que al contrario, estudió en varios internados y en una institución privada católica de gran prestigio de Guatemala, el colegio Belga, y se estima que llegó a la universidad de San Carlos.
Los terratenientes de los que se quejaba –esos adinerados especuladores- eran precisamente sus familiares. La familia de Rigoberta tenía extensos terrenos de su propiedad que provocaron disputas entre los Tum –temas de herencias, repartos y demás-. En la biografía que ella dictó, estos hechos quedaron disfrazados como una persecución de unos desconocidos terratenientes que querían explotarles y hacerles morir de hambre. Efectivamente, la versión falsa es mucho más contundente y trágica.
No trabajó de criada en la capital. No recibió vejaciones racistas. No fue explotada. Cuando no estaba estudiando o haciendo excursiones al pueblo desde los internados, formaba parte de un grupo juvenil, católico, donde hizo grandes amistades y ayudaban en la parroquia. No se respiraba ningún clima político en sus ambientes.
Salvo su padre. Es cierto que su progenitor participaba en protestas activas y formaba parte de varios grupos guerrilleros. Rigoberta ha relatado ante las cámaras, en directo ante el mundo, que la policía quemó vivo a su padre en la embajada española en Guatemala. Obvió contar que el conflicto lo provocó su propio padre, Vicente Menchú, que entró en la embajada armado y acompañado de varios miembros de la guerrilla EGP (Ejército Guerrillero de los Pobres) y asesinaron a tiros a uno de los rehenes.
También afirma Rigoberta haber sido testigo ella, junto a sus padres y familiares, de cómo su hermano fue asesinado a manos de los militares. En su biografía cuenta con pelos y señales de qué manera fue asesinado y su lenta y terrible muerte, tal como ella –dice que- lo vio. La realidad es que ella no estaba, ni su familia tampoco, donde se supone que esto había sucedido. El ejército llevó prisioneros a Chajul, a los que se le suponía guerrilleros, y después aparecieron muertos para intimidar a la población. Se baraja que uno de los guerrilleros podría ser su hermano mayor. Y hasta ahí toda la verdad del asunto.
Así, suma y sigue, tanto Stoll, como la pretendida y arrepentida biógrafa de Menchú, como periodistas al estilo de Larry Rother -del New York Times-, o el historiador Greg Granding, han desmontado cada capítulo de la Historia de ficción creada por Rigoberta, que si bien algunos hechos de represión puedan ser reales, no le acontecieron a ella sino que fueron otros los protagonistas. Si bien no hay que olvidar que en 1979 aún estaba terminando de estudiar, y en 1983 ya publicaba su autobiografía y hablaba en las Naciones Unidas, por lo que deja esto poco margen para toda una vida de activismo y sufrimiento.

Texto y foto: - Richard Ilimuri - Internet

domingo, 16 de agosto de 2015

Víctor Chungara Castro: 'Ser uyunense nace de adentro, no es una cosa que se adquiere'


Víctor Nicolas Chungara Castro
El Ingeniero Víctor Chungara Castro es un matemático boliviano reconocido,  que ama “su  Uyuni”, con más de 20 libros publicados, catedrático de la UMSA, actual presidente del centro de Residentes Uyunenses de  La Paz, es nuestro “Uyunense Sobresaliente”.

Uyuniweb le entrevistó con el objetivo de reconocer su trayectoria, conocer y mostrar la vida de un uyunense sobresaliente que lleva en alto el nombre de Uyuni.

Víctor Nicolas Chungara Castro nació en 1953. Nos  contó que su primer nombre es en honor al ex presidente Víctor Paz y  el segundo, por su abuelo Nicolas Castro que fue héroe de la guerra del Chaco; es hijo de Leonardo Chungara y Mery Castro, ambos fallecieron en Uyuni.

Está casado con Miriam Siacara, también uyunense,  con quien tiene dos hijos: Mery Erick.

¿Qué es lo que recuerda de su vida en Uyuni?

Estudie en la escuela Aniceto Arce  y Antonio Quijarro. Recuerdo las anchas calles donde jugábamos futbol. Al no haber tecnología, los jóvenes formábamos clubes. Los Vagobian  era mi club, dedicado a lo cultural, deportivo y social: En lo cultural se realizaban concursos de poesía, escritura y demás. En lo social organizamos fiestas, se eligió a la miss Uyuni. En lo deportivo lamentablemente, reconozco que no éramos  muy buenos.

Por cuestiones que la vida exige tuve que dejar mi tierra y, lamentablemente, mis hijos, por ese hecho, tuvieron que nacer en La Paz; no había oportunidades de superación académica en Uyuni,  era imposible quedarse.

Cuéntenos sobre su trayectoria académica

Estudié ingeniería electrónica en la universidad Mayor de San Andrés (UMSA). Luego  de trabajar en Entel y en algunos ministerios de gobierno me dediqué a trabajar  como docente de la UMSA, paralelamente escribí libros de matemáticas y computación.

Llegué a ocupar  cargos como: jefe de carrera, decano y vicedecano interino,  entre otros. Fui  docente de matemáticas en todas las facultades: tecnología, economía y actualmente en la carrera de Agronomía.

Tuve el honor de ser condecorado en la Escuela Militar de Ingeniería (EMI) con el grado “Eduardo Abaroa de Educación”, por los años de servicio. Asimismo, por la Federación de Profesionales de Bolivia, como el profesional más destacado de la ciudad de La Paz.

Uno de mis libros que más me enorgullece es Tradiciones y Leyendas de Uyuni, dedicado a los relatos y cuentos que tiene  Uyuni.

Es reconocido por ser un gran matemático y los libros que publicó, ¿cómo nace su apego a la matemática?

Desde la escuela me gustaba las matemáticas, recuerdo a mi profesor Amalio Copa, muy buen él, fue uno de los primeros en inculcarme. Le encantaba la materia y hacernos pruebas  a partir de concursos y juegos; ahí noté que yo tenía habilidad para eso.

Todos nacemos con alguna habilidad, por ejemplo, yo no era bueno para el deporte pero en las matemáticas siempre me destaqué.

Difundí mis libros desde el año 1979.  Escribí  15 libros de matemáticas y 10 libros de computación. Entre los libros de matemáticas resaltaron los de cálculo y se hicieron famosos, debido a ello, el periódico La Razón me propuso publicar la gestión 2012.

Lo lamentable de los libros es la piratería. Hace cinco años un amigo vino de Colombia, trayendo mis libros, en la carátula estaba como si fuera producto peruano a pesar de que ponían mi autoría. 

Para usted, ¿qué significa ser uyunense?

Uyuni  para mí,  es lo máximo, nuestro origen, nuestra tierra natal, hemos nacido  y vivido ahí, lo que automáticamente hace que nos sintamos orgullosos. Ser uyunense nace de adentro, no es una cosa que se adquiere o sale forzado.

Voy a Uyuni en promedio tres veces al año, para carnavales, fin de año, ocasionalmente para el 11 de julio.

¿Qué opina de la actualidad uyunense?

Nuestra ciudad está pujante, a un ritmo acelerado, no como antes, cuando yo vivía allá era una ciudad activa pera no crecía. Ahora con el auge del turismo se ha dado un despego. A pesar de que con el progreso también vino la delincuencia.

Para los que vemos de lejos, Uyuni está muy bien encaminado, ya no es más el centro ferroviario o únicamente un centro comercial. Recordemos que Uyuni se ha fundado como centro comercial para apoyar a las minas de Pulacayo y Huanchaca. Con el tiempo será el centro energético, de yacimientos, del gas y petróleo de Villque.

¿Algunas palabras para los uyunenses?

Recomiendo a los uyunenses que es bueno dejar relatos escritos de nuestra ciudad, aprovechando los medios de comunicación como la página web;  porque los cuentos se pierden con el transcurrir del tiempo. Si a los jóvenes les preguntara quién es doña Alcira, el Retamoso, la Cabeza Voladora o quién fue la Chunca Pollera seguro que no saben;  eran personajes famosos de Uyuni, conocidos por sus hazañas,  y es lo que me motivó escribir mi libro.


Víctor Chungara, es un uyunense  de sepa, no se pierde el carnaval de su tierra y ve  con mucho orgullo el desarrollo de su ciudad. Actualmente  trabaja como docente de la UMSA, en sus planes está seguir escribiendo libros.

Texto y foto: Uyuniweb-Richard Ilimuri