En el altiplano boliviano, a 4.000 metros de altura y casi a
orillas del lago Titicaca yacen los restos pétreos de lo que continúa siendo
uno de los más grandes enigmas de la historia universal, la cultura Tiahuanaco
Para algunos, la más antigua civilización del planeta; para
otros, la Atlántida de Platón; para la historia oficial, la cultura que dio
origen a la civilización Inca y, para Los Divulgadores, la prueba más
contundente de la presencia de los Anunnaki de Zecharia Sitchin en América
Latina.
En los últimos días, nuevos indicios confirman indirectamente varias
de las hipótesis que hemos venido desarrollando sobre la relación entre los
dioses extraterrestres conocidos como los Anunnaki y la cultura Tiahuanaco.
Hace dos semanas, el 8 de Octubre, los arqueólogos belgas
del proyecto Huiñaimarka que cuenta con el apoyo del Centro de Arqueología
Subacuática Andina (CASA), presentaron el resultado de los primeros dos meses
de exploración subacuática: alrededor de dos mil piezas arqueológicas
rescatadas de las profundidades del lago Titicaca. Entre los
objetos rescatados
por la misión belga se encuentran huesos, piedras preciosas, cerámicas con
representaciones de felinos, piezas de plata, más de 31 fragmentos de oro
laminado, y un timón y un ancla pertenecientes a una embarcación prehispánica.
Dos de las piezas de cerámica encontradas por la expedición Huiñaimarka. Si
bien han existido varias misiones de exploración subacuática en el lago
Titicaca, el proyecto Huiñaimarka es la primera misión de excavación
subacuática. Este proyecto durará hasta el año 2016 y su objetivo principal es
investigar una serie de emplazamientos costeros precolombinos, principalmente
de la cultura Tiahuanaco.
Algunas de las piezas han sido datadas hacia el periodo
incaico, otras hacia el periodo preincaico y unas pocas hacia el año 500 de
nuestra era. Según el director del proyecto, el arqueólogo belga Christophe
Delaere, estas son las primeras piezas de oro encontradas en el lago Titicaca:
“Encontramos importante material arqueológico formativo, propio de culturas del
Tiahuanaco, Inca, y además material del siglo XIX y del siglo XX. Es decir que
tenemos aquí 2.000 a 2.500 años de historia. Estas son las primeras piezas de
oro que hemos encontrado. También un timón y un ancla que serían de un bote
prehispánico.” La versión oficial es que varias de las piezas encontradas son
ofrendas que los antiguos pobladores de la cultura Tiahuanaco lanzaron al lago
Titicaca, el cual consideraban sagrado. Siguiendo con la versión oficial, estas
piezas muestran que antes de la llegada de los españoles, existía un gran
intercambio cultural y comercial entre las civilizaciones de la región. Estas
ideas han sido invocadas por historiadores y arqueólogos, apenas se tuvo
noticias del hallazgo. Lo interesante es que en este descubrimiento existen
varios detalles que apoyan indirectamente las teorías alternativas sobre el contacto
entre los Anunnaki y los habitantes de la cultura Tiahuanaco. Una de las piezas
de oro laminado presentadas por los arqueólogos del proyecto Huiñaiwasi. El
personaje representado es el señor de los báculos que aparece como motivo
central del monumento denominado como la “Puerta del Sol”. Las piezas de oro
laminado Para los Divulgadores, las 31 piezas de oro laminado encontradas por
los arqueólogos subacuáticos del proyecto Huiñaimarka, confirman indirectamente
las teorías de Zecharia Sitchin. Según Sitchin, alrededor del año 4,000 AC,
Enki, uno de los lideres de las operaciones mineras de los Anunnaki en el
planeta Tierra , decidió invitar a su padre el rey Anu a visitar la planta
metalúrgica Anunnaki más importante del planeta: Tiahuanaco. Como parte de los
preparativos para la llegada del rey Anunnaki, se decidió recubrir la mayoría
de estructuras arquitectónicas de la ciudad de Tiahuanaco con láminas de oro
que reflejasen la grandeza de las operaciones metalúrgicas Anunnaki. Zecharia
Sitchin avanzó esta teoría basándose en los hallazgos del arqueólogo austriaco
Arthur Posnasky quien encontró y fotografió pequeños agujeros redondos en
varios bloques de piedra pulidos de Tiahuanaco. Según Posnansky, en algún
momento de su historia, la ciudad de Tiahuanaco había estado recubierta por
láminas de oro que eran sujetadas por pequeños clavos de oro que encajaban en
estos orificios de la piedra. En 1943, Posnansky presentó ante la Sociedad
Geográfica de La Paz un bloque de piedra extraído de Tiahuanaco que tenía cinco
clavos de oro en incrustados en pequeños agujeros redondos. A pesar de que
Posnasky pasó más de cuarenta años estudiando los restos arqueológicos de la
cultura Tiahuanaco, hizo sorprendentes hallazgos e invirtió gran parte de su
fortuna en el estudio de estas ruinas, la arqueología tradicional siempre lo ha
considerado como un arqueólogo amateur. Arthur Posnasky junto a la estatua
tiahuanaquense conocida como el “Monolito Bennett”. Esto, sin contar con que
Posnasky fundó la Sociedad Arqueológica de Bolivia en 1930 y que su plano
topográfico realizado en 1904 es aún una referencia hasta para la mismísima
arqueología tradicional. El paso del tiempo parece ofrecer una revancha a
Posnansky, cuyas hipótesis se van confirmando día a día, en silencio, a través
de los nuevos hallazgos en el complejo arqueológico de Tiahuanaco. Si bien
Posnansky logró encontrar estos pequeños clavos de oro, Tiahuanaco no es un
lugar donde se haya encontrado demasiado oro y, menos aún, en forma de láminas.
Uno de los primeros arqueólogos en realizar excavaciones oficiales en
Tiahuanaco fue el norteamericano Wendell Bennet (1905-1953) quien obtuvo
permiso del gobierno boliviano para realizar 10 fosas de excavación alrededor
del año 1930. Desde ese entonces, solo se han encontrado unas pocas piezas de
oro en la zona durante los años 70. Estas han sido altamente valoradas por el
gobierno y los arqueólogos bolivianos. Por esta razón, las 31 piezas de oro
laminado recuperadas de las profundidades del lago Titicaca abren nuevos horizontes
en nuestra percepción del Perú antiguo ya que confirmarían que la cultura
Tiahuanaco había desarrollado técnicas para trabajar el oro. Por otro lado,
como bien afirma el director del proyecto de excavación subacuática, Christophe
Delaere, esta es la primera vez que se recuperan piezas de oro de las
profundidades del lago Titicaca. Una de la piezas de oro laminado encontradas
por el proyecto “Huiñaimarka”. Para el arqueólogo boliviano Marcial Medina
Huanca, quien dirige el proyecto Huiñaiwasi en el lado boliviano, los adornos e
iconografías que presentan las láminas de oro pertenecen definitivamente a la
cultura Tiahuanaco. No podemos descartar la posibilidad de que algunas de estas
piezas de oro laminado hayan sido realizadas por otras culturas de la región
pero si este fuera el caso aún seguirían siendo un indicio importante del
conocimiento de la técnicas necesarias para laminar el oro. Es decir, la teoría
de Zecharia Sitchin sobre los Anunnaki que instalaron una planta metalúrgica en
Tiahuanaco y que, alguna vez, recubrieron la ciudad con láminas de oro, tiene
una nueva evidencia que aunque no es directa y definitiva se une a otras
evidencias que muestran que la historia del Perú antiguo necesita una revisión.
¿Embarcaciones Anunnaki? Para Arthur Posnansky, la ciudad de Tiahuanaco fue la
cuna de la cultura americana ya que fue construida en plena era glacial
antediluviana, alrededor del año 15,000 AC. Posnasky basó sus hipótesis en una
serie de hallazgos y cálculos arqueo-astronómicos que explicaremos en un
artículo dedicado exclusivamente a la polémica aún existente sobre la
antigüedad de la cultura Tiahuanaco. Una de las hipótesis más importantes de
Posnansky es que cuando Tiahuanaco fue construida, alrededor del 15,000 AC, el
lago Titicaca llegaba hasta los límites de la ciudad. Es decir, Tiahuanaco
habría sido construida en las orillas de lago Titicaca y las extrañas
estructuras que se encuentran hoy desperdigadas en el complejo arqueológico de
Puma Punku formaban parte del muelle de la ciudad. La estructura catalogada
como la “Puerta del Sol” con el motivo central del Sr. de los Báculos.
Posnansky elaboró esta teoría basándose en hallazgos de esqueletos humanos muy
cerca a restos de peces y especialmente cerca a fósiles de plantas acuáticas
que solamente crecen en las profundidades del lago. A simple vista, la teoría
de Posnansky no tiene sentido puesto que, hoy en día, los restos de la cultura
Tiahuanaco están a 22 kilómetros de distancia del lago Titicaca. Sin embargo,
Posnansky sostenía que los habitantes de Tiahuanaco enfrentaron varios
cataclismos que, inicialmente, elevaron el nivel de las aguas del lago pero que
luego produjeron una lenta disminución del nivel del mismo. Este fenómeno sería
el que provocó que las ruinas de Tiahuanaco se encuentren actualmente a una
distancia considerable del lago Titicaca. El hallazgo de un timón y un ancla
que, en un primer análisis de los arqueólogos del proyecto Huiñawasi,
pertenecen a una embarcación prehispánica, podría otorgar nuevas luces sobre
las teorías de Posnasky. Si estas dos piezas son identificadas como
pertenecientes a la cultura Tiahuanaco se podrían abrir nuevas perspectivas y
visiones sobre la verdadera historia del origen de la civilización en el Perú.
Si el lago Titicaca estuvo conectado con el océano Pacifico a través de un río
navegable o algún estrecho de agua, como sostiene Posnansky, esto podría ayudar
a responder a una de las interrogantes más importantes que enfrenta la teoría
de los Anunnaki. Hace más de quince mil años, el lago Titicaca podría haber
estado conectado, a través de ríos navegables, con el océano Pacífico e incluso
con el Atlántico. Los Anunnaki llegaron a nuestro planeta en naves espaciales,
aprovechando las oportunidades en las que la órbita de su planeta Nibiru se
acercaba a la Tierra. Es decir, no tenían la tecnología o el combustible
necesario para realizar viajes demasiado largos en nuestra galaxia o para
desperdiciar combustible en desplazamientos de un lado a otro del planeta. Es
lógico imaginar entonces que las naves Anunnaki solo se utilizaban para viajes
de exploración espacial y, probablemente, para transportar la maquinaria y el
personal necesarios para la etapa inicial de colonización planetaria. Una vez
establecido el nuevo asentamiento Anunnaki en un planeta determinado, el
desplazamiento al interior del mismo se realizaba empleando los medios que
ofrecía el planeta, en nuestro caso mares, ríos y lagos. El lugar dónde se
erigió Tiahuanaco podría haber sido descubierto durante por pequeños grupos de
exploradores Anunnakis que habrían cruzado el planeta por vía marítima en busca
de los lugares más indicados para establecer sus operaciones mineras. La gran
migración de los Anunnaki y sus seguidores africanos y sumerios desde el
mediterráneo hacia las costas mexicanas, dónde probablemente habrían tenido
contacto con los olmecas y mayas, y luego hacia costas peruanas se podría haber
realizado en embarcaciones construidas con materiales terrestres. Arriba, el
presidente boliviano Evo Morales apreciando las piezas presentadas por los
arqueólogos del proyecto Huiñaiwasi. Abajo, el jefe del proyecto, el arqueólogo
belga Christophe Delaere. El transporte marítimo les podría haber ofrecido
valiosas ventajas como: la posibilidad de explorar el fondo marino en busca de
minerales durante las largas travesías y la facilidad de transportar una gran
cantidad de mano de obra, Anunnaki y humana. Secretos sumergidos en el lago El
proyecto Huiñaimarca es el primer esfuerzo por realizar excavaciones
subacuáticas en el lago Titicaca pero no es el primero en realizar
exploraciones subacuáticas. En 1966, un grupo de buzos argentinos liderados por
Ramón Avellaneda encontró un camino empedrado de unos 30 metros de longitud,
siete edificaciones de unos cinco metros de ancho y diez de largo en forma de U
con la parte abierta señalando hacia el centro del lago y veintidós muros
paralelos . El descubrimiento fue realizado a siete metros de profundidad cerca
a Puerto Acosta, un pueblo boliviano a orillas del lago, ubicado cerca a la
frontera con el Perú. Pocos años después, inspirado por la historia de los
buzos argentinos, el explorador francés Jacques Cousteau aprovechó uno de los
viajes de su famoso navío “Calypso” para atracar en el puerto de Mollendo y
transportarse en tren hasta las alturas bolivianas con el fin de realizar una
serie de exploraciones subacuáticas. El resultado de estas exploraciones quedó
plasmado en el documental “La leyenda del lago Titicaca” en el que el equipo de
Cousteau fracasa en su intento de filmar las estructuras sumergidas y decide
dedicarse a recoger peces muertos. Collage de imágenes del documental “La
leyenda del lago Titicaca” del famoso explorador francés Jacques Costeau. Hugo
Boero Rojo, el reconocido académico boliviano estudioso de las culturas
precolombinas, anunció en 1980 que había encontrado restos arqueológicos de
estructuras arquitectónicas sumergidos a quince metros de profundidad en el
lago Titicaca. El hallazgo fue realizado en el mismo lugar en el que los buzos
argentinos encontraron las construcciones en forma de U, cerca de Puerto
Acosta. Meses después, Boero Rojo declaró sobre el tema en una conferencia de
prensa: “Ahora podemos afirmar que la existencia de construcciones
precolombinas debajo de las aguas del lago Titicaca no es una mera suposición o
ciencia ficción sino un hecho real…los restos hallados muestran la existencia
de antiguas civilizaciones que anteceden grandemente a la colonización
española. Hemos encontrado templos construidos de inmensos bloques de piedra
con caminos de piedra que llevan a lugares desconocidos y peldaños de escaleras
cuyas bases se pierden en las profundidades del lago entre una tupida
vegetación de algas.” Años después, en el 2004, el grupo italiano de
exploración científica Akakor realizó tres expediciones de exploración
subacuática en el lago Titicaca (Atahuallpa 2000, Titicaca 2002 y Tiwanaku
2004) con el fin de sustentar su teoría, la cual sostiene que hacia miles de
años el lago tenía una altura menor a la actual. Una de las piezas
arqueológicas encontradas por la expedición “Tiwanaku 2004″. (Imagen cortesía
de la Sociedad de Exploración Científica Akakor.) En la primera expedición de
la sociedad Akakor, “Atahuallpa 2000”, se encontró a trece metros de
profundidad restos de una construcción preincaica, terrazas de cultivo, ruinas
de lo que habría sido un muro de contención, un camino de piedra, restos de un
centro ceremonial y varias piedras talladas. Durante la segunda expedición,
“Titicaca 2002”, se encontraron más restos de estructuras preincaicas. Los
hallazgos más significativos sucedieron durante la tercera misión denominada
“Tiwanaku 2004”. El resultado de la tercera expedición de Akakor a las
profundidades del lago dio como resultado 30 horas de filmación, 2,000
fotografías digitales subacuáticas y hallazgos interesantes como varias piezas
de cerámica, un ídolo de oro de sesenta centímetros , un muro de contención y
otras estructuras arquitectónicas. Imagen del ídolo de oro de más de treinta
kilos de peso filmada por las cámaras de los robots de exploración submarina de
la expedición “Tiwanaku 2004″. (Imagen cortesía de la Sociedad de Exploración
Científica Akakor) Los buzos de la expedición “Tiwanaku 2004” lograron
sumergirse hasta setenta metros de profundidad sin equipos fotográficos o de
filmación. Los buzos solo fueron capaces de transportar los equipos de
filmación y fotografía hasta 50 metros de profundidad. Sin embargo, la misión
contaba con robots subacuáticos que lograron tomar fotografías y registrar
imágenes en movimiento a 120 metros de profundidad. Los arqueólogos de la
sociedad Akakor fotografiaron el ídolo de oro a setenta metros de profundidad y
no lo pudieron extraer debido a su peso calculado en más de treinta kilos. Un
detalle que ha pasado casi desapercibido pero que cabe destacar es que no se
conoce el destino final de varios de los objetos rescatados por la expedición,
como la cabeza de piedra que se aprecia en la foto de abajo. Una cabeza de
piedra, casi del mismo tamaño que la cabeza del monolito Bennet, siendo
extraída de las profundidades del lago Titicaca por un buzo de la sociedad
Akakor. (Imagen cortesía de la Sociedad de Exploración Científica Akakor) La
teoría que las tres expediciones subacuáticas de la sociedad Akakor trataron de
probar es que hace cinco mil años, alrededor del 3,000 AC, la isla del Sol era
una península unida a tierra firme y no una isla como lo es ahora. Ahora, en el
2013, la expedición Huiñaimarca no solo ha encontrado las piezas arqueológicas
mencionadas sino que según Christophe Delaere, director del proyecto, se han
encontrado muros domésticos. Como vemos, uno de los factores comunes desde la
expedición de Jacques Costeau hasta la expedición Huiñaimarca es el hallazgo de
estructuras arquitectónicas Pero, ¿Cómo es que estas estructuras han quedado
sumergidas? El problema es que la existencia de estas estructuras subacuáticas
presenta una contradicción evidente. Si como dicen Posnasky y otros
investigadores, el lago era originalmente más grande y se ha reducido de tamaño
progresivamente en los últimos miles de años, entonces ¿Cómo es que existen
estructuras sumergidas bajo sus aguas?. El lago, al reducir su tamaño, debería
dejar al descubierto las bases de los muelles de la ciudad o restos de
embarcaciones pero no deberíamos encontrar construcciones como caminos o templos
bajo sus aguas. Una de las construcciones sumergidas encontradas por la
expedición “Tiwanaku 2004″. (Imagen cortesía de la Sociedad de Exploración
Científica Akakor) Rasgando la superficie del misterio Anunnaki en Tiahuanaco
Si bien Posnasky sostenía que la región de Tiahuanaco sufrió varios cataclismos
que, en un principio, elevaron el nivel de las aguas del lago y que luego
produjeron una lenta disminución del nivel del mismo, esto no termina de
encajar puesto que si realmente Tiahuanaco hubiera sido construido a las
orillas del lago Titicaca deberíamos haber encontrado algunos restos de
construcciones entre los límites de lo que actualmente se conoce como el
complejo arqueológico de Tiahuanaco y las orillas actuales del lago. Hasta el
momento no se ha encontrado nada significativo que apunte en esta dirección. El
mismo director de la expedición “Huiñaimarca”, Christophe Delaere, declaró hace
unos días que sus investigaciones indican que “hay casi 600 kilómetros
cuadrados del territorio de la cultura Tiahuanaco dentro del agua”. Es más, el
ídolo de 30 kilos de peso fotografiado por la sociedad Akakor a setenta metros
de profundidad cerca de la isla de Sol no tendría que ser necesariamente una
ofrenda sino que podría haber sido parte de un templo que ahora se encuentra
sumergido. Una de las explicaciones para estos muros, templos, y caminos de
piedra encontrados por la diferentes expediciones subacuáticas realizadas en el
lago es que estas estructuras fueron construidas antes que el lago se formara o
cuando el lago era más pequeño. Varios bloques de piedra de Tiahuanaco a
inicios del siglo XX. Los bloques de piedra fueron encontrados desperdigados
por la meseta. Lo disposición de las piedras que vemos ahora en Tiahuanaco no
refleja el ordenamiento original de las mismas y parece ser, en muchos casos,
un simple arreglo ornamental. (Imagen cortesía Museo Brooklyn) La arqueología
oficial sostiene que Tiahuanaco fue construida alrededor del año 1,500 AC. Este
cálculo se basa en análisis de carbono catorce realizados a la materia orgánica
encontrada cerca a las construcciones de piedra. Lo cierto es que el carbono
catorce no puede datar la antigüedad de la piedra y menos aún determinar cuando
es que esta fue tallada o modificada. Esta fecha para el desarrollo de la
cultura Tiahuanaco falla al tratar de explicar los continuos descubrimientos de
ruinas sumergidas bajo el agua del lago. Los Divulgadores proponemos, como
Arthur Posnansky, Graham Hancock y otros investigadores, que las estructuras de
Tiahuanaco fueron erigidas alrededor del 15,000 AC., esto será motivo de una
próxima entrega. La teoría que sostiene que Tiahuanaco tiene, al menos, 17,000
años de antigüedad puede explicar de manera más consistente la existencia de
estructuras sumergidas en las aguas del lago. Revisemos esta teoría. Si las
estructuras sumergidas pertenecían a la cultura Tiahuanaco y fueron
construidas, al igual que los monumentos que vemos hoy en día en la meseta,
antes de lo que conocemos como el diluvio universal, alrededor del 15,000 AC
entonces la explicación es muy simple. La expedición científica francesa a
Tiahuanaco de 1903 en plena excavación. Se puede apreciar como los restos se
encuentran a casi dos metros bajo tierra. (Imagen cortesía Museo Brooklyn) Este
gran diluvio amplió el lago Titicaca e inundó totalmente la ciudad de
Tiahuanaco. Algunas partes de la ciudad, aquellas más sólidas como la llamada
“Puerta del Sol” sobrevivieron al diluvio y otras más endebles se desplomaron y
quedaron sumergidas bajo el agua. Estas estructuras que quedaron sumergidas
podrían ser las construcciones que han sido observadas por las expediciones
subacuáticas. Hay que recordar que cuando se descubrió la “Puerta del Sol”,
esta yacía quebrada en el piso de la meseta. Necesariamente, la región tuvo que
haber sufrido el azote de un fenómeno natural con la fuerza necesaria para
lograr quebrar y tumbar al pesado bloque de piedra. El diluvio podría haber
provocado desplazamientos violentos de grandes cantidades de agua con la fuerza
necesaria para arrasar con la ciudad. Cabe destacar que uno de los detalles más
intrigantes que encierran los restos de la cultura Tiahuanaco es que la mayoría
de objetos y estructuras encontrados en esta región estaban originalmente
cubiertos por casi dos metros de tierra o lodo. La pregunta es simple, ¿Cómo es
que los restos de una civilización que se desarrolló a casi 4,000 metros de
altura quedan cubiertos por casi dos metros de tierra o lodo? La respuesta
podría ser la misma: porque una gran masa de agua inundó el lugar y creó una
gran capa de lodo alrededor de las estructuras que no se desplomaron.
Finalmente, dos metros de elevación no son demasiados para la cantidad de agua
que podría generar un fuerte diluvio de semanas o meses. Las costas de Puerto
Acosta y los alrededores de la Isla del Sol son los lugares donde la mayoría de
expediciones subacuáticas han reportado la existencia de estructuras
sumergidas. Ambos lugares están ubicados a más de setenta kilómetros de
Tiahuanaco. En el mapa de arriba podemos apreciar los dos lugares dónde la
mayoría de expediciones han reportado la existencia de ruinas sumergidas: uno
es la costa cercana a Puerto Acosta y el otro es los alrededores de la isla del
Sol. Ambos lugares están a más de setenta kilómetros de distancia de Tiahuanaco.
Esta distancia indicaría que las estructuras subacuáticas que se encuentran en
estos dos lugares eran una parte de la ciudad de Tiahuanaco que no estaba
necesariamente unida a las estructuras que conocemos ya que, probablemente,
tenía otras funciones. Esto significaría que estructuras como el llamado,
quizás erróneamente pues para Sitchin es un observatorio astronómico, palacio
de Kalasasaya; el bloque de piedra bautizado casi arbitrariamente como “la
Puerta del Sol”, el templete semi subterráneo, la pirámide de Akapana y el
complejo de Puma Punku habrían sido erigidas previamente a este diluvio que
terminó cubriéndolas con casi dos metros de lodo y sumergió en las
profundidades del lago las construcciones tiahuanaquenses que se encontraban
cerca a Puerto Acosta y a la isla del Sol. El diluvio podría haber sumergido
los rastros más significativos de la presencia Anunnaki y podría haber dejado
en pie solamente los monumentos y estatuas más grandes que son los que han
llegado hasta nuestros tiempos. Luego del diluvio el agua del lago habría
quedado casi estancada gracias a la geografía de la región y se habría reducido
progresivamente a lo largo de miles de años. Según el investigador boliviano
Hugo Boero Rojo, alrededor del 12, 000 AC, los lagos Titicaca y Poopó estaban
unidos por un estrecho de agua. Si realmente las estructuras de Tiahuanaco y
Puma Punku fueron construidas hace miles de años, antes del diluvio universal,
esto ayudaría a responder una de los enigmas relacionados a la cultura
Tiahuanaco: ¿por qué alguien decidiría construir una ciudad en un lugar con un
clima tan difícil como el de la meseta de Tiahuanaco? Una primera respuesta
podría ser que los Anunnaki escogieron el lugar por su estratégica ubicación y
por su potencial metalúrgico. Pero un clima como el que actualmente tiene el
lago Titicaca podría obstaculizar seriamente cualquier tipo de actividad de
explotación minera. Las investigaciones de Boero Rojo aportan un dato
importante para entender porque los Anunnaki podrían haber escogido este lugar.
Según el investigador boliviano, alrededor del 12,000 AC antes del diluvio
universal, el lago Titicaca habría estaba unido al lago que ahora se conoce
como Poopó (ver mapa de arriba). En ese entonces, la región del lago Titicaca
habría tenido un microclima privilegiado, muy diferente al actual, que podría
haber favorecido el desarrollo de culturas durante cientos de años. Un buen
ejemplo de lo que fue este microclima es el que se puede experimentar
actualmente en la isla del Sol cuyo clima es templado y agradable a diferencia
del que presenta la mayoría de la meseta de Tiahuanaco. Viracocha y el mito de
origen inca en el lago Titicaca podrían ser la particular interpretación de los
habitantes de Tiahuanaco sobre su intercambio cultural con los extraterrestres
Anunnaki. Para finalizar hay que aclarar que los objetos presentados en la
primera semana de Octubre por la expedición belga fueron encontrados a escasos
siete metros de profundidad. Imaginémonos lo que podría encontrarse a veinte o
treinta metros de profundidad bajo las aguas del lago Titicaca. En este caso,
no diríamos que paso a paso sino que “metro a metro” se viene rescatando el
pasado sumergido de la verdadera civilización Tiahuanaco y las esquivas huellas
de la presencia Anunnaki en el altiplano peruano boliviano.
Texto y foto: Internet - Richard Ilimuri