La Amazonía, compartida por nueve países de América del Sur,
es la selva tropical más grande del mundo y es una reserva vital de carbono que
ralentiza el ritmo del calentamiento global.
En ella viven cerca de un millón de miembros de poblaciones
indígenas y alberga alrededor de tres millones de especies de plantas y
animales.
Handech Wakana Mura, otro líder indígena Mura, contó que su
comunidad había resistido durante años en la zona, incluso "cuando no
había acceso por carretera, cuando llegó la electricidad, cuando invadieron las
tierras", dijo.
"Con cada día que pasa vemos la deforestación, las
invasiones y la tala. Nos ponemos tristes porque la selva está muriendo
constantemente. Sentimos el clima cambiando", lamentó.
"El mundo necesita a la selva amazónica. La necesitamos
y nuestros hijos la necesitan"
"Daré mi última gota de sangre por esta selva"
Otros países afectados
Pero Brasil no es el único afectado por el fuego ni el único
cuyo cuidado de la selva amazónica y de otras zonas forestales ha sido puesto
en entredicho.
Esta semana, los incendios también están siendo noticia en
otros países como Bolivia, Paraguay y Perú, donde desde hace semanas se
registran focos de fuego que han consumido miles de hectáreas.
En Santa Cruz, departamento en el este de Bolivia, un
incendio ha quemado más de 500.000 de hectáreas de la Chiquitanía, una zona
boscosa de transición entre la Amazonía y el Chaco.
Tras sobrevolar la zona, el presidente Evo Morales reconoció
la gravedad de los daños pero también defendió el "chaqueo", la
práctica de los agricultores de quemar áreas de bosque para ampliar las tierras
de cultivo.