Un documento de 1923, hallado por los historiadores Ana
María Lema y Roger Mamani, revela la relación entre dos labradores y la
comercialización de cerveza como una valiosa estrategia de vida.
Es un día de diciembre de 1923, los indígenas labradores
Dionisio Quispe y Manuel Ventura compran 36 docenas de botellas de cervezas de
la Cervecería Boliviana Nacional (CBN). Tienen el firme propósito de trasladar
el producto a la localidad de Viacha, según se estima, con la finalidad de
comercializarla durante alguna festividad local. Sin embargo, algo impediría
que concreten sus planes.
Este documento hallado en el Archivo de La Paz fue bautizado
por los historiadores Ana María Lema y Roger Mamani como los "indígenas
cerveceros”. Ambos se encargaron de elaborar una recapitulación de la historia
de la CBN en conmemoración de sus 130 años de existencia.
Cervecería Boliviana Nacional 1886-2016: 130 Años de
Historia repasa diferentes hechos relacionados a una de las bebidas más
emblemáticas del país y el mundo. La demanda de la cerveza que impulsa la
conformación de la industria en La Paz, su contribución en el desarrollo
económico del país, su papel como
estrategia de vida y su presencia en las
fiestas populares forman parte de la
investigación.
"Este es el primer documento que encontramos sobre la
vinculación, tan temprana, de la Cervecería Boliviana Nacional con un sector popular que está
haciendo un negocio, transportando cerveza desde La Paz hasta Viacha en un
entorno muy difícil, por las condiciones de las carreteras, para distribuirla”,
explica Mamani.
La CBN fundada el 20 de octubre de 1886 como resultado de la fusión de
Cervecería Americana, del alemán Alejandro Wolf, y Cervecería Nacional,
teniendo como propietarios a Luis Ernst,
Hugo Preuss, Federico Groenewold, y
Eugenio Stohmann, también de nacionalidad alemana.
Labradores vs. impuestos
Al comprar las 36 docenas de cervezas, Quispe y Ventura
pagan el impuesto estipulado para la venta de bebidas alcohólicas en La Paz.
Emprenden entonces el largo y pesaroso camino hacia Viacha por rutas de tierra
y por la cantidad de carga, probablemente ayudados por mulas.
Amarga es su sorpresa, cuando al llegar a Viacha, el licitador del impuesto de internación a la
cerveza del país les dice que su carga es contrabando.
"Rosendo
Valencia era el cobrador de impuestos de la localidad, él les pide que paguen
un nuevo impuesto para la internación de esa cerveza en Viacha (...).
Ellos se identifican como labradores,
pero señalan que por necesidad de ganar dinero adquieren la bebida para
distribuirla”, detalla Mamani.
Valencia les decomisa la cerveza. Como la inversión de la
tal vez única dotación de cerveza para la
celebración en la localidad peligraba, los labradores deciden tomar
cartas en el asunto y llegar hasta las últimas consecuencias.
Después de buscar sin éxito al Prefecto, Quispe y Ventura
deciden llevar al tal Valencia a los estratos judiciales exigiendo que les
restituyan la cerveza. La Corte Suprema de Distrito interviene y ordena
que la carga de bebida sea devuelta a
sus propietarios una semana después.
Si las cervezas fueron devueltas o no, es un misterio. El
documento finaliza con la determinación de la justicia. El hallazgo de este
documento resultado de la búsqueda de Mamani, que también es archivista, abrió una puerta a los historiadores
para observar cómo la cerveza se
establece como vínculo entre la empresa y sus consumidores, ello a través de estos labradores que son distribuidores.
"Estos labradores son los ‘proto’ distribuidores que conocemos en la
segunda mitad del siglo XX y cuya figura paradigmática es Max Fernández. Esto
nos muestra cómo la cerveza se va abriendo camino en el ámbito del consumo
popular”, explica Lema.
Para los historiadores, el documento refleja que la venta o reventa de cerveza en
acontecimientos sociales era percibida como una valiosa estrategia económica.
El gusto del pueblo
A finales del siglo
XIX y principios del siglo XX, la cerveza era consumida por alemanes y por
algunos sectores de la élite paceña, pero para la segunda década del siglo
pasado ya se consumía en Viacha, según
el documento. Sin embargo, no se sabe
con certeza cuál fue la primera
experiencia de distribución de esta
bebida realizada por indígenas en alguna
localidad.
La ciudad de La Paz
de Quispe y Ventura, de quienes se ignora si nacieron en Viacha, tiene
impuestos municipales para la venta de "los alcoholes”, además del
gravamen nacional para su consumo. El
vino, champaña, coñac y, por
supuesto , la cerveza importada y la nacional
tenían una carga impositiva. La asignada a la cerveza estaba en constante ascenso debido
a la creciente demanda nacional.
En 1923 el presidente de Bolivia es Bautista Saavedra, se vive el auge del
estaño y son las vísperas del centenario de la República de Bolivia. Años antes
(1899) La Paz se convirtió en sede de Gobierno, lo que tuvo implicaciones
políticas y económicas.
La contribución económica de la cerveza se da desde entonces
en varios aspectos, como la comercialización
en la que intervienen cada vez
más intermediarios. Los beneficios se distribuyen no sólo en la CBN, sino entre los
involucrados en la intermediación.
La presencia de
indígenas migrantes del campo en las filas de los obreros de la CBN se
observa años después en registros
fotográficos de la década de 1950.
Los insumos de la
cerveza que compraron los labradores
eran en su mayoría importados. Para entonces la demanda de producción de la CBN
superaba a la producción nacional de cebada, por ejemplo, que también era adquirida por la compañía
cervecera.
Del oro a la cerveza
Pero el
ingrediente clave de la cerveza era el agua. "Sospechamos, es una
hipótesis, que la ubicación de la
cervecería, donde ha estado desde un principio, no fue casual. Y que se
determinó en gran parte por la presencia
de vertientes en la zona, conocida como Challapampa”, comenta Lema.
Fueron esas
vertientes, según los historiadores,
las que se utilizaron en la época prehispánica para lavar oro. En la zona se ubicaba un asiento
aurífero que fue el que atrajo a los españoles al valle de Chuquiago.
El papel del agua de vertiente y su pureza fue puesta
nuevamente en valor cuando CBN adquirió
la cervecería Unión Huari en 1930, en
Oruro.
"Pasamos del oro a la cerveza (...). Una bebida que
pasó de ser importada a tener un
creciente consumo. Ya en 1908, Bolivia exporta 351 litros de cerveza a Europa,
una cantidad mínima, pero simbólica para el orgullo boliviano”, concluye Lema.
Texto y foto: Pagina Siete Richard Ilimuri Internet