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El Bala, el gobierno pretende instalar una represa hidroeléctrica |
Un proyecto considerado prioritario por el gobierno amenaza
a la Amazonía boliviana.
La mayor riqueza biológica de Bolivia se anida en las áreas
protegidas Madidi y Pilón Lajas, ubicadas en la Amazonía paceña. El riesgo de
un impacto negativo, como la desaparición de parte de fauna, flora y del
patrimonio cultural de los indígenas chimanes, tacanas y mosetenes, habitantes
de esa zona, parece inminente a causa de la inundación que producirá la
construcción de una megarepresa.
La obra de inmensas proporciones pertenece al Proyecto
Hidroeléctrico Angosto de El Bala, ideado en los años 50 del siglo XX y
repuesto en 2007 por el actual gobierno que lo ha declarado de prioridad
nacional. El objetivo es generar energía y exportarla.
Esta aspiración, basada en el potencial energético que
representa situarse en la cuenca del río Beni, ha motivado, en cinco
décadas, a distintos gobiernos que
intentaron realizarla. El biólogo Marco Octavio Ribera y el hidrólogo Jorge
Molina recuerdan, cada quien por su lado, que la gestión de Hugo Banzer (1998)
fue la última que lo intentó.
Con la venia del primer mandatario Evo Morales, el pasado 6
de julio, el presidente
ejecutivo de la Empresa Nacional de Electricidad (Ende),
Eduardo Paz (iz), y el gerente general para Latinoamérica de la empresa
italiana Geodoata, Nicola Ruga (der), firmaron el contrato para iniciar el
estudio de identificación del proyecto hidroeléctrico El Bala, cuyo potencial
oscila entre 1.600 y 4.000 megavatios de electricidad.
Ese trabajo costará 22 millones de dólares y comprenderá una
serie de estudios socioambientales y técnicos, además de la propuesta de dos
alternativas: la construcción de una megarepresa en el Angosto de El Bala y la
edificación de más de dos represas en forma de “cascada” en la cuenca del río
Beni. El Bala está ubicado sobre el río Beni, a 16 kilómetros del municipio de
San Buenaventura, en el norte del
departamento de La Paz.
En esa década, el debate se instaló en una serie de eventos
(seminarios, encuentros binacionales, foros, simposios y otros) con la
participación de expertos, científicos, población potencialmente afectada y
ambientalistas. Las conclusiones fueron que la construcción de la
hidroeléctrica era inviable técnica, ambiental y económicamente. Establecieron
que el costo socioambiental iba a ser inevitable en el Parque Nacional Madidi y
la Reserva Biológica (RB) y Tierra Comunitaria de origen (TCO) Pilón Lajas.
Tras seis décadas de su idea inicial, el gobierno de Evo
Morales ha puesto en marcha el proyecto con la contratación de la empresa
italiana Geodata Engineering SpA, la cual realizará el estudio de factibilidad.
El 14 de julio de 2007, se promulga el Decreto Supremo N°
29191, en su Artículo 1°, declara de interés y prioridad nacional el
aprovechamiento de la cuenca del río Beni y definir los mecanismos a través de
los cuales se realizarán los estudios que se requieran hasta el diseño final,
para impulsar el proyecto hidroeléctrico El Bala.
Este proyecto tiene gran importancia para el actual
gobierno, sobre todo para cumplir su meta de generar alrededor de 13.000
megavatios (MW) de energía eléctrica hasta el año 2025, 10.000 de los cuales
serán para la exportación, según el Ministerio de Hidrocarburos y Energía.
A través Ende, se busca cubrir el objetivo con tres
megaproyectos: al menos 11.000 MW con El Bala, Rositas y la binacional Riberao
(río Madera). Una cuarta, Cachuela Esperanza, también de larga data y cuyo
estudio de prefactibilidad costó más 8 millones de dólares, ya debía ser
ejecutada según el cronograma de Ende. Hasta la fecha no se inició la megaobra
y se continúan realizando estudios. Expertos como Wálter Justiniano, Molina y
Ribera han señalado en reiteradas oportunidades que no sería competitivo el
costo de la energía que pueda generar Cachuela Esperanza. Se estima un costo de
65 dólares el megavatio, cuando el que producen las hidroeléctricas de Brasil
no pasa de los 43 dólares (2012).
Texto; Mirian Jemio
Foto:
Richard Ilimuri