Guajojó junto a su cría |
En lo prieto de la selva y cuando la noche ha cerrado del
todo, suele oírse de repente un sonido de larga como ondulante inflexión,
agudo, vibrante, estremecedor. Se diría un llanto, o más bien un gemido prolongado,
que eleva el tono y la intensidad y se va apagando lentamente como se apaga la
vibración de una cuerda.
Oírle empavorece y sobrecoge el ánimo, predisponiéndole al
ondular de lúgubres pensamientos y al discurrir de ideas taciturnas. Se dice
que han habido personas que quedaron con la razón en mengua y punto menos que
extraviadas.
Se sabe que quien emite ese canto es un ave solitaria a la
que nombran de guajojó por supuestos motivos de onomatopeya. Son pocos los que
la han visto, y esos pocos no aciertan a dar razones de cómo es y en donde
anida. Refieren, eso sí, la leyenda que corre acerca de ella y data de tiempo
antaños.
Cuenta la leyenda, que hace algunos siglos en una antigua
tribu de la Chiquitanía, existía una hermosa joven: hija del cacique de la
tribu y esta muchacha se enamoro de un joven de un estatus menor que de ella,
pero el amor pudo más que las clases sociales y ambos se venían a ocultas para
demostrarse su amor.
Cierto día, el padre de la joven se entero de la aventura
romántica de su hija y decidió ponerle fin, por medio de engaños llevo al novio
de su hija a la selva y cuando estuvieron muy adentrados en la selva, el cruel
cacique asesino al joven.
Tras de experimentar la prolongada ausencia del amado, la joven cayó en las sospechas y fue en su búsqueda selva adentro. Al volver a
casa con la dolorosa evidencia, increpó al padre entre sollozo y sollozo,
amenazándole con dar aviso a la gente del pueblo sobre lo cometido.
El viejo hechicero la transformó al instante en ave
nocturna, para que nadie supiera de lo ocurrido. Pero la voz de la infortunada
pasó a la garganta del ave, y a través de ésta siguió en el inacabable lamento
por la muerte del amado.
Tal es lo que referían los comarcanos sobre el origen del
guajojó y su flébil canto de las noches selváticas.
Texto: Leyendas orientales