Álvaro García Linera |
Esta situación me ha conmovido y sorprendido, tuve que
designar al hermano Secundino Mamani (Tutukuchi) para que enseñe nuestro idioma
Aymara. Resulta que García Linera se hacía recio de aprender idioma nativa. Más
bien se asqueaba y se mofaba en su cara al escuchar su rudimentario español
aymarizado. En aquellos tiempos el último Jacobino vivía cargado del complejo
de superioridad y racialidad. No se dejaba enseñar ni entendía una orden ideal
y de consciencia. Al contrario, le gustaba mandar, ordenar y dirigir a la
indiada amorfa. Sí, ese era su meta y objetivo.
Álvaro García Linera nunca fue ideólogo ni pensador del
brazo armado del Ejército Guerrillero Túpak Katari (EGTK-indianista), porque no
hablaba ni ladraba mínimamente un idioma nativo.1 En nuestra propia concepción
Aymara, es bien claro y tácito: “el idioma es pensamiento y el pensamiento es
ideología”. Desde esta perspectiva, su castellano no pudo penetrar por los
huesos y llegar a la médula de los Aymara, Qhiswa, Guaraníes, Chipayas,
Ayoreos, Yukis, Yuracarés, Lecos, Canichanas, Chamas, Mojeños, Sirionos,
Movimas, Chimanes, Chiquitanos y otras naciones originarias del antiguo
Qullasuyu-Tawantinsuyu.
Por eso, el antagonismo estaba en el orden del día: tanto el indio del campo como el blanco de la ciudad. Por ejemplo, en una de esas visitas a la comunidad de Qurpaputu, Provincia Uma-Suyus, concretamente a la casa del comunario Andrés Condori Aruquipa, militante activo del EGTK, el famoso qhananchiri armó una polémica indeseable, por el solo hecho de que Andrés cuestionó sobre el “poncho” con los siguientes términos: “A vos q’ara no te corresponde ese ‘poncho rojo’, sácate rápido.
Porque tú no hablas nuestro idioma Aymara, eres un gringo extranjero”. (Palabra textual). Al escuchar el término q’ara-gringo se enojó, saltó con su voz de un perro enfurecido y su semblante brutal contra Andrés. En mi condición de Mallku tuve que calmar a los dos protagonistas, el “indio” y el “blanco”. Si no hubiera estado presente en esa instancia, estoy seguro, que Andrés Condori lo hubiera botado a punta de patatas de su casa al Álvaro, por haber usurpado el vestido indio.
Caminaba de
un aspecto grotesco y estrafalario 2 y de verdad verdadera parecía un gringo
turista sin respeto. Sin embargo, y muy suelto de cuerpo, García Linera declara
por los medios de comunicación que él, habría llegado a las comunidades leyendo
libros; es una soberana mentira. ¿Quién llega al campo leyendo libros? Sin
conocer a nadie, sin saber hablar idioma nativo. ¡Nadie! Ningún extraño ¿No
cierto? Es una salida genial que ha utilizado en su vida de tránsfuga y
pasa-pasa.
El Vicepresidente Álvaro García Linera, en 20 años no había
aprendido hablar ningún idioma originario. Estuvo desde 1985 hasta 2005 en los
Ayllus Rojos. Luego, se pasó al Partido MAS-corrupto; en 13 años con el
gobierno de cambio, tampoco había aprendido algún idioma nativa. El supuesto
inteligente nunca pudo probar su capacidad de aprendizaje. La compañera
periodista Yola Mamani Cayo, pidió que le dé “un saludo en algún idioma
nativa”. El inteligente se desplomó bruscamente y no pudo responder ni siquiera
un “Jallalla”. Como cualquier q’ara-blanco está disfrazado sutilmente en su
politiquería barata y baja.
En conclusión, el contenido es una narración verídica sobre
la participación muda y sorda de Álvaro García Linera en las filas de los
Ayllus Rojos-EGTK. No es una versión cruda y lapidaria. Tampoco se trata de una
ingrata calumnia infundada de un Mallku Mayor, porque no mentimos ni inventamos
historias contra nuestros enemigos políticos e ideológicos.
El actual Vicepresidente Marcelo Álvaro García Linera violó
a la Carta Magna del Estado Plurinacional Articulo 5. En el parágrafo II. reza,
lo siguiente: “El Gobierno plurinacional… deben utilizar al menos dos idiomas
oficiales. Uno de ellos debe ser el castellano, y el otro idioma nativa”.
García Linera no habla ningún idioma originaria. Es un alarde, mentiroso, sin
título académico y sin libreta del servicio militar, mostrenco hasta su última
consecuencia de siempre.
Este mi amigo y ex compañero Álvaro García caminaba muy alarde con un “poncho rojo” que habíamos comprado en la Calle Linares de la Ciudad de La Paz. En nuestra cultura Aymara el poncho tiene su propio significado, por eso, los comunarios saben cuándo usar el poncho. Sin embargo, era un pobre ignorante, con su sutil disfrace de poncho y ch’ullu, quería ganar militantes para su causa, igual que sus abuelos españoles.