Cuenta la leyenda que; en
tiempos pasados las doncellas (vírgenes) de alrededor de 12 años, llegaban
hasta el cerro Churuquella, para ofrendar joyas y piedras preciosas a la luna
“Quilla”, pidiendo protección para el amor de sus compañeros; se decía que la
montaña, protegía la vida de los valientes hombres de la zona, quienes a su vez
juraban en el cerro Sica Sica defender su tierra, su dios y su familia, en el
se rendía culto al sol, que manifestaba su cólera con tempestades y tormentas eléctricas.
Existen otras versiones, como que el Cacique Tanga Tanga, llevó la riqueza antes citada para posibilitar la liberación de (el Inca) Atahuallpa y al enterarse que éste había sido asesinado, decidió enterrar el tesoro junto al séquito de hombres, convertido a estos en eternos cuidantes del mismo, sentenciando que nadie que no sea de su raza, podría adueñarse de la inmensa riqueza.
Blanca Thorrez Martínez y Fray David Peres y Pérez.