viernes, 18 de noviembre de 2016

Indígenas matan con flechas a seis buscadores de oro en Brasil

Las víctimas practicaban la minería ilegalmente en un área en el estado de Roraima, fronterizo con Venezuela.

“Los muertos fueron comunicados por la Asociación de los pueblos Yanomami de Roraima Hwenama y un equipo de la Funai se prepara para ir al lugar”, dijo a la AFP un portavoz de la Fundación Nacional del Indio (Funai).

De su lado, un vocero de la policía de Boa Vista, capital de Roraima, aseguró a la AFP que “ignora las causas del conflicto” ocurrido en la remota región de Homoxi (centro-oeste de Roraima), y que un grupo de agentes acompañará a los integrantes de la Funai al lugar.
El enfrentamiento entre los mineros y los indígenas habría ocurrido el primero de noviembre, pero las muertes solo se confirmaron a principios de esta semana.

Hasta ahora, los buscadores de oro habían sido considerados “desaparecidos”.

“No sabemos la razón del conflicto, porque los indios del pueblo donde ocurrieron las muertes dijeron por radio que nos explicarán lo que sucedió cuando vayamos personalmente”, afirmó el presidente de la Asociación de los pueblos Yanomami de Roraima Hwenama, Junior Hekuari, al sitio de noticias G1.

Según él, los cuerpos de los “garimpeiros” (como se llama a los buscadores de oro en portugués) se encuentran en una zona aislada de la selva, a unos 16 kilómetros de la comunidad Xereu II.

Unos 900.000 indios pertenecientes a 305 etnias viven en Brasil, que tiene una población de 206 millones de habitantes.

Las tierras indígenas, concentradas principalmente en la Amazonia, representan el 12% de la superficie del país.

Aunque según la Constitución tienen “derechos originarios sobre las tierras que tradicionalmente ocupan” -aquéllas que habitan de forma permanente y utilizan para sus actividades productivas- muchos de sus terrenos no han sido reconocidos aún y son invadidos a menudo por colonos rurales u otros grupos con intereses en sus suelos.

Texto y foto: Richard Ilimuri - AFP Internet

viernes, 11 de noviembre de 2016

LA DIVERSIDAD DE APOLO


Un recorrido por nuestro territorio leco de Apolo, compartiendo con nuestros parientes, Apankama.





Lais Wison yonokos, Yochoas, Yoboras, Chera aya, Onaya wesra leco Apolo Torewa indígenas.
Integrados como pueblo.

Texto y foto: Ovidio L. Duran Mariaca
                     - Richard Ilimuri

lunes, 24 de octubre de 2016

Se halla, un texto épico que narra un pasaje de la guerra del pacifico

Según el matutino Pagina Siete, el documento fue hallado en la Casa de la Moneda de Potosí. El Ministerio de Defensa acaba de publicar una edición facsimilar del escrito.
Este pasaje fue descrito por Carrasco en un texto que publicó en 1880, el cual tituló Manifiesto del coronel Rufino Carrasco sobre la expedición al litoral boliviano en 1879. El documento fue hallado en la Casa de la Moneda por un equipo del Ministerio de Defensa. Esta institución acaba de publicar una edición facsimilar.

Después de la invasión de Chile a territorio boliviano, entre noviembre y diciembre de 1879, hubo un episodio poco conocido que fue protagonizado por un militar boliviano, el coronel Rufino Carrasco. Éste lideró a más 70 hombres en la retoma de poblaciones que habían sido ocupadas por las fuerzas enemigas (Chiuchi y San Pedro).

El escrito comienza con el relato que hace este militar sobre cómo recibió la noticia de la invasión chilena y cómo inmediatamente ofreció sus servicios al general Narciso Campero. Pero no es hasta agosto -cuenta el autor- que se le ordenó formar un cuerpo de caballería, que sería vanguardia de la 5ta división.

"En pocos días organicé un pequeño grupo, compuesto en su mayor parte de jóvenes decentes, que indignados por el ultraje inferido a nuestra soberanía, anhelaban volar al lugar donde el deber y el honor los llamaba”, escribió el Coronel.


En noviembre, Carrasco recibió la orden de ocupar Chiuchiu, Calama y Atacama. A fines de ese mes, ya en campaña, lanzó una proclama desde Tapaquilcha. En aquella, dirigiéndose a sus soldados, escribe: "Mirad esos nevados que están contemplando vuestros actos y que mañana saludarán nuestros triunfos…”.

El 2 de diciembre, según el relato de Carrasco, el equipo llegó a una población cercana a Chiuchiu y antes de ingresar a la localidad, el jefe militar armó una estrategia, la cual se retrata en la siguiente frase: "Antes de avistar Chiuchiu, dividí las fuerzas en cuatro fracciones con objeto de sorprender al enemigo en el pueblo, cortándole a la vez la retirada a Calama”.

Después de esa acción, el Coronel tomó la decisión de sorprender a los 600 efectivos chilenos que ocupaban Calama. Sin embargo, un "incidente inesperado” provocó un cambio de planes. Lo que ocurrió fue que tres chilenos se acercaron al pueblo. Las fuerzas bolivianas apresaron a uno, otro murió y el tercero escapó y avisó de la presencia del contingente nacional.

Carrasco, entonces, resolvió ir a San Pedro de Atacama. "Frustrado mi plan de atacar por sorpresa a fuerzas superiores en número, pero cobardes en valor, resolví marchar sobre San Pedro, capital de la provincia Atacama, y batir la guarnición de esa plaza cualquiera que fuese su número. No me hacía ilusiones al respecto. Sabía que en 26 horas de mi permanencia en Chiuchiu, el enemigo estaba prevenido para combatir”, relató.


Al llegar a una población, el militar conoció que las fuerzas enemigas sabían que estaban en camino y esperaron en "actitud de combate”. El sitio de la batalla fue en Tambillo, donde Carrasco desplegó a sus fuerzas y terminó desalojando al enemigo de sus posiciones.

En la localidad, los pobladores los recibieron con una celebración. Tras de aquello, Carrasco solicitó refuerzos, pero le llegó un correo en el que le dieron la orden de retirada y le pidieron ir a Potosí, donde fue tomado preso.


La edición del relato que publicó el Ministerio de Defensa incluye dos anexos, un apéndice, la proclama de Carrasco y el parte oficial en el que éste le escribe lo siguiente a su jefe superior: "Me es sumamente extraño que el general Campero y usted, después de haberme encomendado una expedición tan difícil, lanzándome sólo con 70 hombres hasta ponerme a las ocho leguas donde se encuentran fuerzas enemigas considerables, no hayan remitido refuerzos para apoyarnos”.

Texto y foto: Pablo Peralta M. Pagina Siete Richard Ilimuri