EXTERMINIO
CONSUMADO | El gobierno de Evo Morales mediante una acción etnocida de su
ministro Quintana permitió la extinción de esta etnia amazónica representativa
de Pando, vulnerando la Constitución Plurinacional para consumar un proceso de
despojo territorial iniciado durante la dictadura de Banzer.
Bose era la última y única indígena boliviana amazónica que
todavía conservaba parte del atuendo ancestral de los pueblos en aislamiento
voluntario, luciendo en su rostro un septo nasal con una fina caña de tacuara
atravesada por una pluma roja de tucán; y arreglaba su pelo a la antigua usanza
pacahuara con un cerquillo en la frente. Se distinguía por su infaltable collar
de perlas rosadas de plástico que, decía, había heredado de su madre. Junto con
su esposo-primo-hermano Buca Yacu (los Pacahuara eran una etnia endogámica),
Bose conservaba su lengua materna de raíz Pano y solía narrar cantando en ese
idioma la historia de su pueblo, incluyendo el episodio del asesinato de su
padre y de las matanzas que presenció en los años sesenta y setenta en su
territorio despojado de Pando…
Sol de Pando ha confirmado el fallecimiento de la última
indígena originaria Pacahuara, Bose Yacu, acaecido el pasado mes de diciembre
(2012), en la comunidad de Puerto Tujuré, jurisdicción del municipio de
Riberalta, Beni, lejos de su territorio originario en el departamento de Pando.
Con la muerte de Bose Yacu en el injusto destierro, el
idioma Pacahuara ha desaparecido de la faz de la tierra, junto con las
historias que contaba y cantaba esta heroína indígena que sobrellevó con
dignidad y estoicismo el inminente exterminio de su pueblo, hecho del cual Sol
de Pando advirtió a las autoridades y la opinión pública del país, en su
edición impresa Nro. 18 publicada durante la segunda quincena de marzo del
2011, cuando este medio confirmó que los esposos Yacu decidieron no procrear
descendencia en una especie de “suicidio étnico” con que los Pacahuara
reaccionaron ante el despojo de su territorio originario en Pando (aunque
también no se descarta que fueron esterilizados por los misioneros
norteamericanos). Dicha publicación le costó a Sol de Pando tener que enfrentar
una sañuda campaña de proscripción desatada abusivamente por el ministro Juan
Ramón Quintana en contra de este medio autogestionario.
A mediados de la década de los setenta, durante la dictadura
militar de Banzer, la familia de Bose Yacu fue “relocalizada” de la provincia
Federico Román de Pando hacia una reservación Chacoba situada en la provincia
Vaca Diez del Beni, en medio de un genocidio perpetrado contra este pueblo
pandino por parte de avasalladores bolivianos, brasileños y norteamericanos que
terminaron apropiándose del territorio Pacahuara para la extracción intensiva
de madera, oro y castaña, entre otras riquezas pródigas en ese paraíso de la
biodiversidad pandina, en el extremo noreste de la provincia Federico
Román. Actualmente en ese territorio
“desindigenizado” existe una concesión maderera “saneada” por el Gobierno
“plurinacional” que preside Evo Morales.
La memoria larga del exterminio
Los antropólogos Diego Villar, Lorena Córdova e Isabelle
Combés, señalan en su libro “La reducción imposible: las expediciones del padre
Negrete a los Pacaguaras” que en junio de 1969 el director del Instituto
Lingüístico de Verano (ILV), había informado que “la tribu de los pacahuaras
que vive en la zona del río Abuná (departamento de Pando) es perseguida por
cazadores tanto brasileños como bolivianos”; y por tanto aquellos
evangelizadores norteamericanos (que luego se demostró realizaban tareas
“civilizatorias” como la esterilización de mujeres indígenas dentro un programa
de control natal diseñado por la CIA desde las épocas de la dictadura
barrientista), decidieron “relocalizar” a los Pacahuara hacia Puerto Tujuré, en
la provincia Vaca Diez del Beni, en una reservación Chacoba establecida por los
mismos evangelistas, vaciando de toda presencia indígena el rico territorio
pacahuara en la provincia Federico Román de Pando, a fin de facilitar el
asentamiento de capitales invertidos para la explotación intensiva de madera y
otras riquezas naturales que abundan entre afluentes del río Orthon como son el
río Negro y el río Pacahuara.
Una derrota indígena en el “Estado Plurinacional Bolivia”
Bose y Buca Yacu son descendientes directos de aquellos
guerreros indomables que resistieron cinco siglos de un coloniaje que se salió
con la suya al fin, a pesar del rimbombante discurso descolonizador del actual
régimen populista boliviano. A estos últimos indígenas Pacahuara les tocó
enfrentar la batalla final de la guerra de exterminio desatada contra ellos por
la “civilización” moderna, traicionados y burlados por un “Estado
Plurinacional” que los exhibe como una de las 36 naciones y lenguas originarias
reconocidas por la actual Constitución Política, sin impedir en absoluto su
anunciada extinción.
Aunque no está debidamente certificado y esclarecido el
momento preciso en que los últimos pacahuaras fueron desterrados de Pando con
“ayuda” de las ONG’s vinculadas al ILV y la CIA —evidencias fotográficas
indican que fue en 1973–, se sabe que los misioneros evangélicos
norteamericanos Guy East y Gilbert Prost fueron quienes inicialmente
“redujeron” a los indígenas Chácobo (parientes lingüísticos de los Pacahuara)
en una aldea de Puerto Tujuré que se irá poblando, entre 1955 y 1980, con
varias parcialidades indígenas dispersas. “Pronto se suma un poco más al norte
un pequeño grupo de pacahuaras —un hombre casado con sus dos hermanas y sus respectivos
hijos— al borde de la extinción, debido a las epidemias y los conflictos con
los caucheros, que son contactados en la margen izquierda del río Negro”,
informan Villar, Córdoba y Combès.
Aquellos pacahuaras “contactados” por East y Prost eran, evidentemente,
el padre de Buca Yacu y sus dos esposas, una de ellas madre de Bose. Una de las
hermanas casada con Papa Yacu es la madre de Buca y la otra hermana de esa
relación polígama es la madre de Bosé que al enviudar se casó con el cuñado. El
padre de Bose, hermano de Papa Yacu, murió asesinado en los bosques de Pando.
El resto de los pacahuaras sobrevivientes de la masacre se
irán sumando a las aldeas chacobas en los años siguientes, hasta mediados de
los setenta; algunas parcialidades huirán al Brasil y otras permanecerán
nómadas hasta desaparecer, dejando su territorio en la provincia pandina a
merced de los inversionistas privados favorecidos por tan frontal exterminio.
Texto y foto: Richard Ilimuri-Sol de Pando