sábado, 7 de julio de 2012

Como no enamorarse


 El humano es un ser muy frágil, más aun tratándose de su corazón, su órgano vital, y no me refiero precisamente a problemas de salud, aunque pensándolo mejor el estar enamorado si es un problema no cardiaco pero si emocional. En un estado así la mujer o el hombre, están peligrosamente vulnerables, expuestos a todo tipo de riesgo. Quizás exagero un poco, pero el testimonio de quienes ya vivieron esto, lo hace ver de esa manera.

Nuestro entrevistado es simplemente Vicho ya que inclusive se olvidó su nombre, es tímido para las fotos un poco agresivo si le insistes. Pero entonces, no sería sencilla la nota. Puede ser difícil, si uno sigue el ejemplo de quienes ya están sentimentalmente involucrados. Seria quizás menos complicado, si vemos su corazón, si evitamos toda aquella “locura” por lo que vicho y otros pasaron. Vicho duerme debajo de las gradas olvidadas por la alcaldía municipal que da a la avenida Sagrado Corazón. (Sucre)

Recuerdos. En la memoria de Vicho esta como un día al entrar a una oficina a la que regularmente lo hacía, se encuentra con el ser más maravilloso que sus ojos pudieron haber visto, se quedó mirando los de ella, evitando parpadear para no perderse un solo segundo de aquel mágico momento, en el que no existe nadie más, pese a que están ahí varias personas, “no me importa” agrega, su atención estaba fijada en una sola, a partir de ello su cerebro guardara su bella imagen para no olvidarla nunca y su corazón latía a un ritmo más acelerado siempre que la veía. E ahí (uno de los)“problemas”, verla, querer por sobre todo verla. Esperando que llegue el siguiente día para volver a, verla. Espera y más espera, eso sin duda implica pensar solo en eso, y suma otro conflicto, no se la pueden sacar de su mente ni por un instante, dejando de lado la concentración que requieren para desarrollar sus actividades de forma tranquila “estaba loco” pero que digno nos dice.

Tranquilidad ¡cual! Si estás lejos de ella” las ansias de que el tiempo pase lo más rápido posible, para poder ir hasta el lugar aquel en el que podrán encontrarse. “llena de desesperación y deseo. ¡Oh no!”, más el deseo de verla y escuchar su voz le invade, a tal punto que va por la calle repitiendo una y otra vez su nombre “ñañay, ñañay” y lo que le dirá apenas la vea, e imaginando que escucharan sus oídos de aquellos labios de ensueño que son el complemento ideal de tan magnífica creación, y apresura el paso.

Al fin. Prácticamente vicho la busca en todas partes incluso en la basura que él acumula, llega ese momento y queda prácticamente inmovilizado, quieto, aterrado, no sabe que decir ni que hacer. Queda otra vez cautivado por tanta hermosura, los latidos de tu corazón van tan de prisa que pierde el control y empieza a temblar. “Tu cerebro, el que debiese actuar de forma inteligente, está fuera de servicio” agrega. Así que estas solo, le preguntamos, “si frente a ella, disfrutando de sus lindos ojos”, además se le ve gozando de su tierna sonrisa, contemplando su cabello, tratando de recordar que locuras no debías hacer para no enamorarte.

Por: VICHO
Richard Ilimuri

viernes, 6 de julio de 2012

Felicidad Caro Rejas; Ella prefirió la televisión

Nacida en San Blas Alto, municipio de Tomina, Felicidad Caro tiene 28 años de edad. “Estoy desde mis seis años en Sucre”, dice feliz. Después de salir de su programa de televisión, siempre recibe una llamada telefónica de su madre, quien la saluda desde su pueblo natal, al que visita cada fin de año. “El trabajo no me deja”, asegura.

A ella le gustan las telenovelas, especialmente Al Fondo Hay Sitio, una producción peruana. Tiene dos hijas, Eva y Delmira, y se esfuerza cada día por ellas. Con su trabajo en televisión, trata de ser un buen ejemplo, a fin de que otras mujeres del campo sigan sus pasos y hagan realidad sus sueños.

Recuerda que su padre escuchaba la radio y le decía: “Hijita, cómo quisiera que trabajes aquí (radio Aclo)”. “Sí papá le contestaba, aunque siempre era flojita (risas) para el estudio. Pero mi sueño se cumplió porque tengo mi programa”, comenta.

Actualmente, Felicidad estudia en el Colegio Serrano, en el turno nocturno. Luego, según sus planes, estudiará comunicación.

Agradece a Dios por la oportunidad que tuvo de trabajar en medios de comunicación y también a Ponciano Cruz, de radio Paraíso, quien le ayudó a dar sus primeros pasos en la radiodifusión. “Es que nadie nace sabiendo”, apunta. Finalmente, anuncia que el próximo año el programa televisivo La Cariñosita TV tendrá sorpresas para el público.


Silvia Tapia y Felicidad Caro

¿Cuál es el nombre de tu programa de televisión?

Su nombre es La Cariñosita TV, que se difunde a partir de las 06.30 hasta las 08.30 por Televisión Universitaria.

¿Quiénes te apoyan en esta iniciativa?

Los que me apoyan son los del canal (Televisión Universitaria) y la radio La Bohemia, además de mis auspiciadores.

¿Desde cuándo trabajas en la televisión?

Empecé en la radio Paraíso hace cuatro años. Después comencé a trabajar en el canal 13. Yo sola, sin apoyo de nadie, presenté una carta, con el objetivo de superarme para tener más ingresos. Trabajo desde el año 2007 en este canal, haciendo mi programa La Cariñosita TV.

¿Cómo te va hasta el momento con tu programa?

Primero fue muy difícil y complicado. Ahora me va mucho mejor.

Siendo una mujer de pollera, cómo te animas a hacer televisión, cuando es un tabú usar esta prenda, además de que sales en toda Chuquisaca.

Uy, sí… Bueno, los primeros años yo tuve miedo, pero después me armé de valor y seguí adelante. Además, siempre hay gente que me llama (y apoya) de los municipios, las provincias, y me siento feliz de llevar la pollera.

¿En algún momento pensaste en cambiar tu modo de vestir por la discriminación?

No, nunca me dijeron por qué llevas la pollera, por qué no te la cambias. Al contrario, me dicen que soy una buena cholita. Nunca tuve algún problema ni me discriminaron.

¿Usas la pollera desde que naciste?

No, la llevo desde mis 17 años. Me gustó mucho, por eso la llevo hasta hoy. Mi mamá es de pollera. Somos seis hermanos (tres varones y tres mujeres) y soy la única de pollera.

¿Te apoya tu familia?

Bueno, ellos siempre me apoyaron. Hasta ahora me felicitan, ya que por situaciones de la vida ellos no pudieron superarse, ni yo, por eso voy al CEMA, pues me falta un año para ser bachiller. Sólo una de mis hermanas es bachiller.

¿Estudiaste comunicación o periodismo?

No… directamente entré en la radio.

¿Hablas bien el quechua?

No mucho, pero hablo y entiendo (risas).

Texto y foto: Richard Ilimuri

Maria Salazar ; Ella prefirió la Radio

Es la tarde de un comienzo de semana. Sentada en la silla de su escritorio, ubicado en un “rincón” de la Gobernación de Chuquisaca, esperaba para charlar con la revista MIRADAS. Se la ve un poco seria, quizá algo cansada, pero aún así es gentil al ofrecer una silla a este reportero y decirle “aquisito vente”, mientras arregla sus trenzas y su vestimenta, con la sencillez que le caracteriza. Es la única mujer en esa sección que viste de pollera. Mas pronto apaga su celular para no ser interrumpida durante la entrevista, aunque luego algunos de sus compañeros lo harán pidiendo uno que otro favor, sin saber de la conversación. Ella es María Salazar, la jefa de Monitoreo de Comunicación del gobierno autónomo departamental.

María Salazar. Al hablar sobre su vida, María Salazar recuerda particularmente, y con cierto aire de tristeza, sus días de estudiante en la universidad, cuando le tocó vivir momentos difíciles. “Nadie me saludaba y eso me hacía sentir mal; sólo éramos dos mujeres de pollera en la carrera”. Recuerda también a María Rene Duchén como una de las mujeres y periodistas bolivianas que marcaron su camino profesional.

Ella es hija de madre soltera y la primera profesional de su familia, ya que, por esas cosas de la vida, su hermana mayor abandonó sus estudios. “En esos años (2007-2008) se sentía el racismo todavía”, cuenta, recordando acaso el dramático episodio de los campesinos vejados en la plaza 25 de Mayo. Pero está agradecida con todas aquellas personas que le ayudaron y apoyaron en los peores instantes. Comenta que siempre trabajó en oenegés y en el campo, donde ella tenía un espacio en la radio Aclo y la radio Encuentro, gracias a la Fundación Tierra. Su oportunidad de hacer radio no la desaprovechó, e hizo seguimiento a las culturas, a fin de evitar que se pierdan. “Incluso, yo quise cambiar la pollera por el vestido o el pantalón y eso es lo que pasa cuando la gente joven sale del campo, dejando sus costumbres y volviendo totalmente cambiada. Sólo la gente mayor conserva su cultura y vestimenta”, matiza. Y en ello tiene mucho que ver la universidad, sostiene Salazar, pues en ella no aceptan a todos. “Por el hecho de ser del campo, no podemos ingresar en una universidad pública y menos en una privada”. Es más, asegura que a ella no le contestaban el saludo y que muchas veces la dejaban sola. Pero, pese a todo, no se dio por vencida.

DISCRIMINADA.
Ya en el ejercicio profesional, mucha gente de Sucre, incluso autoridades de diversa jerarquía, no le concedió una entrevista para su radioemisora, pero eso no la desanimó y, al contrario, la fortaleció más. “Es bueno no dejarse caer, hay que seguir adelante y con más fuerza. Desde la universidad me discriminaban. Nadie me hablaba. Se pasaban de largo cuando les saludaba”, asevera. Realmente se sentía sola y marginada. Más aún cuando recibía el mismo trato de sus compañeros del campo. “Ellos tampoco me hablaban”.

“MARÍA RENE DUCHÉN ME INSPIRÓ”. Según relata Salazar, cuando aún estudiaba en el colegio, veía en la tele a una tocaya: María Rene Duchén, presentadora de noticias de un canal de la ciudad de La Paz. Ella le sirvió como ejemplo de superación académica y de trabajo profesional. “Por su forma de entrevistar a la gente, ella me inspiró”, admite. Ahora, María va al campo y habla al estilo de Duchén, pero en el idioma quechua. Así la conoció MIRADAS, haciendo lo que más le gusta, haciendo radio, informando a la gente de los municipios y las comunidades del carnaval de Yamparáez. Y orgullosa dice que crece personal y profesionalmente cada día.

Hoy, junto con su pequeña hija y su esposo, agradece a su madre y a su hermana, porque ambas la apoyaron en sus estudios, incluso comprándole el material para la universidad. “Gracias a ellas soy comunicadora”.

Texto y foto: Richard Ilimuri