miércoles, 31 de agosto de 2016

De la guerrilla al juicio político: la historia de Dilma Rousseff

La primera mandataria de Brasil llega a su fin
La presidencia de Dilma llegó oficialmente a su fin; recorre la vida de esta excombatiente marxista, heredera política de Lula y primera mandataria de Brasil.


Dilma Rousseff, excombatiente de la guerrilla marxista, de raíces búlgaras, que fue torturada, ayudó a crear un partido político, tuvo bajo su mando al gigante petrolero Petrobras y sobrevivió al cáncer fue separada definitivamente de la presidencia de Brasil.

Con 61 votos, el Senado de Brasil decidió este miércoles a favor de su destitución por las acusaciones de violar leyes presupuestarias, sin embargo, aprobó que mantenga sus derechos políticos al no ser inhabilitada.

Raíces búlgaras
Dilma Vana Rousseff nació en la ciudad brasileña de Belo Horizonte el 14 de diciembre de 1947, hija de un abogado búlgaro, Petar Russev, más tarde naturalizado como Pedro Rousseff.

En el retrato de su familia (de izquierda a derecha): Igor (hermano), Dilma Jane (madre), Dilma Rousseff, Zana Lucia (hermana), y Pedro (padre).

Arrestada y torturada
A los 16 años, Rousseff se unió a las organizaciones políticas que se oponían al gobierno militar de Brasil, entre ellas grupos de guerrilla urbana marxista. Rousseff fue torturada y enviada a la cárcel durante casi tres años entre 1970 y 1972. Después de ser liberada reanudó sus estudios y se graduó como economista de la Universidad Federal de Rio Grande do Sul.

Fundación de un nuevo partido
Durante la transición brasileña del retorno a la democracia a principios de la década de 1980, Rousseff ayudó a crear el Partido Democrático Trabalhista (PDT). Después ocupó cargos en el gobierno de Rio Grande do Sul, entre ellos el de secretaria de Energía y secretaria de Finanzas de Porto Alegre, la capital del estado.

Partido de los Trabajadores
Rousseff se unió al Partido de los Trabajadores en 2000 y dos años más tarde se convirtió en la responsable de la política energética del entonces candidato presidencial Luiz Inácio Lula da Silva.

Lula la nombró ministra de Energía. Cuando un escándalo de corrupción obligó al jefe de gabinete de Lula a dimitir, en 2005, Rousseff lo reemplazó.

Sucesora de Lula
Rousseff empezó a tener exposición mundial cuando el popular presidente Lula la preparó para ser su sucesora después de dos periodos en el cargo. 
Primera presidenta
Rousseff fue elegida la primera presidenta mujer de Brasil en 2010 con el 56 por ciento de los votos después de derrotar a José Serra, del Partido de la Socialdemocracia Brasileña.

Mano dura
Rousseff continuó con las políticas sociales de Lula al tiempo que aumentó la intervención del gobierno en la economía, lo cual incluyó medidas que obligaron a los bancos públicos a bajar las tasas de interés y un giro nacionalista en la política petrolera que limitó la competencia extranjera.

Escándalo de corrupción
Las cosas empezaron a cambiar cuando terminó el auge de las materias primas y un escándalo de corrupción relacionado con Petrobras llevó al arresto de políticos y empresarios de alto perfil, afectando la economía del país. En una entrevista de abril de 2015 con Bloomberg, Rousseff dijo que no estaba al tanto de las comisiones ilegales que se cobraban en la empresa petrolera que presidió de 2003 a 2010.

Juicio político
Las tensiones entre Rousseff y su vicepresidente Michel Temer aumentaron a finales de 2015, cuando la Cámara Baja aceptó una solicitud de juicio político contra la presidenta, profundizando la crisis del país. Posteriormente, Rousseff acusó a Temer de ser un "golpista".

Presidenta suspendida
Rousseff fue suspendida el 12 de mayo cuando el Senado aceptó cargos de que manipuló las cuentas del país para enmascarar un creciente déficit presupuestario. Temer fue nombrado presidente interino de Brasil.

Última resistencia

Rousseff llevó a cabo una emotiva defensa personal de su Presidencia durante su juicio político. Respondió a las preguntas de los senadores, llamando al juicio político una "pena de muerte política" que pondría a la democracia de Brasil en riesgo.

Texto y foto: el financiero - Richard Ilimuri